domingo, 12 de julio de 2015

EL DIARIO DE THEOLA

Hola a todos.
Hoy, os traigo lo que sería una anotación del diario de Theola Warrick.
Veamos qué lo que escribe.

ANOTACIÓN HECHA DESDE SU CASA EN LA ISLA DE SANTA ROSA:

                  He recibido carta de tía Kathleen. 
                 Estoy en el salón releyéndola por tercera vez. 
                 Recibo todas las semanas una carta de tía Kathleen. Ha oído diversos rumores acerca del comportamiento de Owen. Sé que Owen no es el marido ideal. Soy consciente de que no estoy enamorada de él. Al menos, no lo amo como sí amo a Dillon. 
                  Tía Kathleen me habla de prostitutas. De borracheras...De partidas de póker...Todo eso lo sé, aunque no lo haya visto. 
                 Los recuerdos golpean sin piedad mi mente. 
                 Me aferro a esos recuerdos con desesperación. Es lo único que me mantiene cuerda dentro de este tormento que es mi cerebro. Me grita que todo lo que estoy sufriendo me lo merezco. 
                  Cometí un terrible pecado. Herí a las dos personas que más quiero en el mundo. Merezco estar atrapada en un matrimonio sin amor. Merezco que Owen se vea con furcias. Pero yo intento volver la vista atrás. Quiero pensar que Dillon, en algún momento, pudo haber estado enamorado de mí. Quiero pensar que Cathy se interpuso entre nosotros. Sin embargo, en mi fuero interno, sé que es mentira. 
                  Sé que Dillon nunca estuvo realmente enamorado de mí. Sólo tenía ojos para Cathy. ¿Por qué no quise asimilarlo? 
                  Lo achaco a la edad que tenía en aquellos momentos. Apenas era una niña. 
                  Esto último es mentira. Brianna era una niña, igual que yo. ¡Y Bree está muerta! 
                  Me merezco que mi mejor amiga esté muerta. Todo lo que está pasando es el justo castigo que estoy recibiendo por mi maldad. A veces, deseo estar muerta. Brianna tendría que estar viva. ¿Por qué tuvo que morir? ¿Por qué he de vivir yo con esta inmensa culpa que me está consumiendo poco a poco? Mi cabeza hace que reviva una y otra vez el pasado. 
                  Vuelvo al pueblo. 
                 Nadie sabe que estuve enferma los primeros días que pasé en Pensacola. 
                 Yo veía a Cathy en los brazos de Dillon. Y sabía que había estado en sus brazos. 
                 ¿Cuántos abrazos se dieron cuando nadie les veía? ¿Cuántos besos compartieron cuando estaban solos? 
                  Tía Kathleen me contó que no paraba de delirar. Que pedía a gritos perdón a alguien cuando me subía la fiebre. No era fiebre lo que tenía, pienso ahora. 
                   La rabia me había consumido. 
                   El saber que Dillon tocaba a Cathy me volvió loca. 
                   A mí sólo me había besado en las mejillas. Me había dado algún que otro tirón de la trenza con la que solía llevar mi cabello castaño recogido en ocasiones. 
                   Nunca pude apoyar mi cabeza en su hombro. 
                  Nunca pude demostrarle lo mucho que lo amaba. 

                   Hay algo en tu corazón que no te deja vivir, Theo. Nunca me has contado lo que ocurrió en el pueblo. El porqué tus tíos se fueron tan deprisa llevándose con ellos a tu prima. 

                    No lo sabrá nunca, me juro a mí misma. 


                    Me da miedo contárselo. 
                    Owen debe de sospechar que algo raro me pasa. Por ese motivo, está tan alejado de mí. 
                   No quiere una esposa que esté siempre triste. No quiere que su mujer sea fría con él. 
                   No me doy cuenta cuando soy fría. Debo de cambiar. 
                   Owen llega a casa. 
                   Es una de las pocas criadas que tenemos quién le recibe. Mi marido parece venir contento. 
                  Quiero pensar que está sobrio. Ha habido veces en las que ha llegado borracho a casa. No me gusta que beba hasta llegar casi sin sentido a casa. 
                  Me besa con arrebato en los labios y parece que está sobrio. 
                  Nos sentamos en el sofá a hablar. En realidad, es Owen el que no para de hablar. Yo escucho cómo las olas parecen gritarme que soy una mala persona. Me dicen que Owen es bueno y que no me lo merezco. 
                   Owen me besa en la frente. 
-¿Te encuentras bien, Theo?-me pregunta con cariño-Te noto un poco distraída. Puede que estés enferma. 
-He recibido carta de tía Kathleen-le respondo. 
-Me imagino lo que quiere tu tía. Quiere que tengamos ya niños. Apenas llevamos casados un año. 
-Tienes razón. Tenemos mucho tiempo para aumentar la familia. 
                     Damos cuenta cada uno de una taza de café después de la cena. Quiere saber hasta el último detalle de lo que he hecho durante el día. A veces, el interés que demuestra Owen hacia mí me hace sentir aún peor. Porque ese interés demuestra que realmente está enamorado de mí. 
                   Me doy cuenta de que he cometido un error. Lo noto mientras las palabras brotan de forma lacónica de mi garganta. 
                    Lo noto cuando me coge la mano por encima de la mesa. 
                    Sus ojos brillan de una forma inusual. Me quiere contar todo lo que ha hecho durante el día. Está contento con cómo van las cosas en la compañía. Su protector quiere también pasarle una asignación, tal y como ha hecho su padrastro. Se siente muy afortunado. Y quiere compartir su fortuna conmigo. Me obligo a mí misma a sonreír. 
-Podemos irnos de viaje-me sugiere. 
-No me gustaría nada tener que abandonar Santa Rosa-le confieso-Me gusta mucho este lugar. 
-Es muy bonito. 
                       Nos retiramos a la habitación. 
                      Compartimos cama. 
                      Por la tarde, estuve dando un paseo por la orilla de la playa. Me sentí relajada. 
                     Caminé descalza. 
                     Contemplé cómo quedaban grabadas las huellas de mis pies desnudos sobre la arena. Sobre la arena blanca de la playa...En algún momento de mi paseo, me di cuenta de que estaba llorando. Me he convertido en algo que no soy. Una amargada...
                     Al meternos en la habitación, Owen me da a entender lo que quiere. Y lo que quiere es tener relaciones conmigo. Mi primer impulso es salir corriendo. Pero recuerdo que es mi marido. 
                      No quiero pensar en nada cuando estoy con él. Quiero olvidarme de que Dillon existe. Quiero que mi conciencia deje de torturarme. 
                      No sé cómo ha logrado desnudarme. Cierro los ojos cuando Owen empieza a quitarse la ropa. Me ha hecho que me acueste en la cama con mucha delicadeza. Es muy considerado algunas veces. 
                       Los labios de Owen se apoderan de mis labios y me besa con mucho ardor. Siento cómo me abraza al tiempo que empieza a besarme en el cuello.
                      Owen me demuestra de forma física lo mucho que me desea.
                       Sus manos recorren de manera febril mi cuerpo acariciándomelo. Siento cómo sus labios chupan mis pezones con suavidad.
                       Quiere que yo disfrute. Y, ¡qué Dios me perdone!, son muchas las ocasiones en las que lo consigue.
                       Llena de besos mi rostro. Mordisquea con suavidad el lóbulo de mi oreja. Besa uno de mis pechos con deleite.
                       Logra, al invadir mi cuerpo, que olvide todo. Al estrecharme entre sus brazos. Al hacer que me mueva a sus compás. Clavando mis manos en su espalda. Aferrándolo con fuerza.
                      Logra que olvide, durante unos minutos, todo lo que me atormenta.
                      Él yace dormido a mi lado. Me quedo durante unos instantes despierta. Las olas del mar vuelven a gritarme que soy una mujer malvada. Que le he hecho demasiado daño a la gente que realmente amo.
                       Lloro.
                       Lloro cuando estoy sola.
                       Escribo en mi diario.
                       Necesito desahogarme. No puedo decirle nada a Owen. Él piensa que lo amo. Y yo deseo de forma desesperada amarle.
                        ¿Por qué no puedo arrancar a Dillon de mi cabeza? ¿Por qué me atormenta su recuerdo? ¿Por qué no olvido la imagen de Cathy llorando cuando le hice daño? ¡Fue mi culpa! Todo lo que está pasando es mi culpa. ¡He destrozado dos vidas! ¿Cómo puedo ser feliz si soy una miserable? 

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