jueves, 22 de octubre de 2015

UNA FOTO DE KIMBERLY MACKENZIE

Hola a todos.
Aquí os traigo una foto de cómo me imagino a Kimberly MacKenzie.
La maestra del pueblo, hermana de Jack y la mejor amiga de Olivia. Una mujer de carácter tranquilo y apacible que, sin embargo, ha vivido mucho a lo largo de su vida.
Los hombres que han pasado por su vida le han hecho mucho daño. Kimberly sólo quiere llevar una vida tranquila y trabajar como maestra en el pueblo. Es muy buena enseñando y se involucra en las vidas de sus alumnos.
Pero Sean, el padre de Olivia, entra en su vida volviéndola del revés.
¿Le dará Kimberly una nueva oportunidad al amor?

miércoles, 21 de octubre de 2015

UNA FOTO DE ESTELLE DASHWOOD

Hola a todos.
Aquí os traigo una foto de mi querida Estelle Dashwood.
A pesar de haberse criado en La India, Estelle encarna el ideal de belleza inglesa. Aunque sea irlandesa de pura cepa.
Sin embargo, no termina de encajar en ninguno de los dos mundos en los que vive. Su cabello es de color rubio. Y su manera de pensar un tanto atípica.
Sueña con ser escritora y se ha enamorado de la persona menos idónea para ella.

viernes, 9 de octubre de 2015

LOS OJOS LLENOS DE LÁGRIMAS

Hola a todos. 
Hacía mucho tiempo que no dedicaba una entrada a la pareja formada por Marty y Emma. Ambos de mediana edad...Ambos con una gran carga a sus espaldas...
Aquí os dejo con un fragmento. 

ADVERTENCIA: No he podido acompañar con una foto a la imagen por culpa de mi ordenador, que no funciona bien. Perdonen las molestias. 

                                 Jack sospechaba que Marty y Emma estaban enamorados, pero ninguno se atrevía a dar el primer paso.
                                 Vio a aquel hombre con el que había estado tantas noches en vela vigilando el ganado. Con el que había cabalgado. Con el que había compartido botellas de whisky. Marty era todo un referente para los vaqueros. Era un hombre curtido en miles de experiencias. 
                               Jack y Marty habían pasado toda la noche al aire libre. Vigilaron el ganado, por miedo a los cuatreros. Pero éstos, por suerte, no habían hecho acto de presencia. Marty no había pegado ojo en toda la noche. 
-Emma estará preocupada-dijo Jack-Se enfadará con usted, viejo.
-¿Desde cuándo me llamas de usted?-le preguntó Marty. 
                               Jack se echó a reír. Se sentó en el suelo, que estaba muy duro. Marty ya se había puesto de pie. 
                               No sabía a ciencia cierta lo que era Emma para él. Era la prostituta con la que solía acostarse. Pero era mucho más que eso. Sabía muchas cosas acerca de ella. 
                             Eran buenos amigos. Marty sabía que Emma no lo veía como algo más que un amigo o un cliente. Era sólo eso para ella, su cliente favorito. Sin embargo, Marty deseaba ser mucho más para la mujer, aunque le daba miedo expresarlo en voz alta. 
-¿Por qué no se lo dice?-le sugirió Jack.
-¿Qué quieres que le diga?-quiso saber Marty haciéndose el tonto.
-Que la quiere y no puede vivir sin ella.
-Emma no me quiere.
-Yo creo que sí.
-¿Por qué no se casa con Emma?
-Porque no me quiere y yo no la quiero a ella.
                         Jack se puso también de pie. 
                        Se sacudió de encima el polvo que se le había pegado a la ropa de haber dormido en el suelo. 
-Debes de pensar que Emma y yo somos un par de tipos raros-dijo con tristeza Marty.
-Jamás he pensado eso de usted ni de Emma-le aseguró Jack.
                        No quería ni pensar en lo que le esperaba en casa. Danielle estaría ya levantada. Marty no entendía lo que le ocurría a Jack. ¿Qué clase de hombre era que no sabía valorar a la mujer que le estaba esperando? 

lunes, 5 de octubre de 2015

ESCENA ELIMINADA DE "UN AMOR IMPOSIBLE"

Hola a todos.
Aquí os traigo una nueva escena eliminada de mi novela Un amor imposible. 
Deseo de corazón que os guste.
                           
En aquel momento, Eliza entró en la tienda. Llevaba puesto su vestido de color rojo.
Peggy se quedó sin habla al verla. Eliza sonrió abiertamente.
-¡Te has quitado el luto!-exclamó Olivia.
Peggy parpadeó.
-El negro no me favorece-sonrió Eliza.
            Olivia aplaudió. Eliza esbozó una tímida sonrisa.
-El rojo la favorece, señora Santana-dijo Peggy.
-Gracias…-sonrió Eliza.
            No sabía bien el porqué había hecho eso.
            Sólo supo que estaba harta de llevar luto por Rafael. Aquella mañana, escogió el vestido rojo. Era su vestido favorito. Se sintió rara cuando se lo puso. Rafael decía que aquel vestido lo excitaba. Pero se enfadaba cuando la veía con aquel vestido puesto en la calle. Rafael había controlado su vida desde que se conocieron. Ella había aguantado mucho a su lado.
-Deberías de vestir siempre así-le sugirió Olivia.
-¡Eso es lo que pienso hacer!-decidió Eliza. 

domingo, 4 de octubre de 2015

ESCENA ELIMINADA DE "UN AMOR IMPOSIBLE"

Hola a todos.
Aquí os traigo una nueva escena eliminada de mi novela Un amor imposible. 
Debido a que estoy corrigiendo (otra vez) mi novela, quiero eliminar toda la paja que pueda haber en ella. Y esta escena no le encuentro el sentido ya que Lucía es una joven de familia adinerada que no necesita la protección de nadie para entrar en sociedad.
Aquí os dejo con la escena.
Y espero que os guste.

                  Ethan estaba enamorado de Lucía Parrado Juárez. Sus padres eran mexicanos. Su padre era un ranchero respetado en el pueblo natural de México capital. Su madre, en cambio, era oriunda de Acapulco. Olivia la conocía.
Lucía era la protegida de Arabella.
Se la veía mucho visitando el rancho de Rafael. Arabella y Eliza vivían en él. Arabella quería convertir a Lucía en toda una señorita.
Se cuenta que estuvieron juntas en Austin. Arabella encargó para Lucía telas con las que se confeccionarían vestidos nuevos.
-Yo sólo aspiro a una cosa-le confesó Lucía a Arabella.
-Y tiene que ver con Ethan, ¿verdad?-apuntó la mujer.
Lucy asintió. Ella y Arabella estaban dando un paseo por el centro de Austin mientras hablaban. El paseo era en un faetón. El día era soleado. Y apetecía estar en la calle.
-Sólo quiero casarme con Ethan-se sinceró Lucy.
¡Bendita seas, niña!, pensó Arabella. Por lo menos, entregarás tu virginidad al hombre que amas.
-Espero que seáis muy felices-dijo Arabella.
Se alojaron en el hotel principal de la ciudad.
Lucía no paraba de parlotear.
Era la primera vez que salía de Streetman.
Austin la dejó sin habla.
-Antes, formaba parte de una comunidad llamada Waterloo-le contó Arabella-La verdad es que ha quedado mejor de lo que pensaba tras el incendio.
-Creo que lo recuerdo-dijo Lucía-Fue hace unos cuatro años. No era una niña y me estaba haciendo mujer. Aún así, sé lo que pasó. Era la capital. Pero la trasladaron a Houston.
-Pues hace ya unos dos años, más o menos, que volvió a ser la capital. Los habitantes de la ciudad así se lo exigieron a Santa Ana.
            Lucía estaba entusiasmada con Austin. Pero echaba de menos a sus padres. Sobre todo, echaba de menos a Ethan. Arabella sentía algo de envidia por la joven. Nunca había estado enamorada. No sabía lo que era eso. En cambio, sí sabía lo que era el dolor.
Eliza no fue con ellas. Se quedó en el rancho.
Todavía seguía recibiendo cartas de pésame. Algunas personas iban a verla para presentarle sus respetos. El rancho estaba vacío. Igual que estaba vacío el vientre de Eliza. Cada vez que pensaba que nunca tendría hijos, sentía ganas de llorar.
Eliza no quería seguir leyendo cartas de pésame.
Por educación, tendría que contestar. Y no tenía ganas de rememorar una y otra vez lo mismo. La muerte de Rafael…Estaba sola.
Eliza dejó de leer la carta que tenía en sus manos. El despacho del rancho estaba vacío.
Una lámpara de gas estaba encima de la mesa.
Y Rafael...
Eliza se sentaba en la cama que una vez compartió con su marido. A su manera, quería pensar que él la había amado. Pero sabía que eso era mentira.
Nunca había sido querida.
Ni por su padre...Ni por Nathan...Ni por Rafael...Ella sólo se había sentido querida por una sola persona. Y esa persona era su cuñada.
Arabella.
Por eso, se sentía contenta cuando estaba con ella.
La echaba de menos ahora que estaba en Austin. Pero no tardaría mucho en regresar a Streetman.
Vivía con la criada mexicana, María.
Hacía las veces también de dama de compañía y de doncella de Eliza. Estaba a su servicio desde hacía ocho años. Era una figura silenciosa en el rancho. Lo sabía todo. Pero se lo guardaba para sí. María sabía que el señor hacía sufrir a la señora. Y deseaba poder ayudarla. Por eso, le contó todo lo que pasaba a la señorita Arabella. Porque la señorita Arabella no era ninguna cobarde.
Porque le plantaba cara a su hermano.
Arabella y Rafael habían tenido unas broncas terribles a causa de Eliza.
Arabella no reconocía al hombre en que se había convertido su hermano.
O quizás sí...
Quizás Rafael siempre había sido así. Decía que era un salvaje porque había estado durante mucho tiempo prisionero de los salvajes comanches. Pero Arabella sabía que eso no era verdad.
Bastaba con ver a Pluma Roja y a Dos Nubes. Jamás había visto al hombre levantarle la voz o la mano a su mujer. Cosa que sí había visto hacer a Rafael. Éste no se cortaba. Delante de sus padres...En la calle...En privado...Había maltratado de todas las maneras posibles a Eliza. En opinión de María, Rafael ni siquiera había sabido morirse.
Eliza recibía cartas de Arabella. Se alegraba de verla más contenta.
Alguien golpeó la puerta del despacho. La figura de María hizo acto de presencia.
-Es casi la hora de cenar, señora-dijo en español. Eliza sabía hablar bien el español-¿Quiere que le sirva ya?
-No, gracias-contestó Eliza-No tengo hambre.
-Tiene que comer, señora. No puede usted caer enferma. 

sábado, 3 de octubre de 2015

ESCENA ELIMINADA DE "UN AMOR IMPOSIBLE"

Hola a todos.
Aquí os traigo una escena que he eliminado de mi novela Un amor imposible porque he considerado que estaba de más.
Aún así, quiero compartirla con vosotros.
Espero que sea de vuestro agrado.

                               A Greg le gustaba Olivia. Era una joven curiosa. No era del todo una dama. Greg no estaba acostumbrado a tratar con una dama. Por eso, no se sentía del todo cómodo cuando estaba con Olivia. Su experiencia con las mujeres había sido muy básica. Su trato se limitaba a las chicas del saloon. Todavía seguía yendo al saloon de vez en cuando. A Olivia la respetaba.
            A veces, Olivia iba a visitar la tumba de su madre. Sarah se había ido demasiado pronto. Se había ido cuando Olivia más la necesitaba. En aquel entonces, se estaba haciendo mujer. Tenía muchas dudas a las que Sean no era capaz de darle una respuesta. No sabía cómo tratar con su hija púber. No sabía qué hacer con dos hijos que querían irse. También él necesitaba a Sarah.
            Se culpaba de la muerte de su mujer. De no haber sido por sus más bajos instintos, Sarah estaría viva. Pero él se había portado como un animal.
            Tuvo que ceder. Tuvo que dejar a Dillon y a Tyler seguir su camino. Tuvo que vivir con el remordimiento. Remordimiento por muchas cosas. Por no haber sabido hacer feliz a Sarah. Por la muerte de Sarah.
            Cumpliría todas las voluntades que le había dejado Sarah al morir. Y una de aquellas voluntades tenía que ver con Brighid. Y con Calcuta…
             ¡No! Ella no quería irse de Streetman. Quería vivir siempre allí. ¿Tan difícil era de entenderlo? No se trataba sólo de un simple capricho.
            Era la tierra donde Olivia había nacido. El lugar donde estaba enterrada su madre.
            Toda su vida estaba en aquel pueblo. ¿Por qué su padre no lo veía de aquella manera? A veces, Sean hablaba de enviarla a Calcuta. Otras veces, se olvidaba del tema durante semanas.
            Sean no sabía qué hacer. Olivia
            Olivia depositaba flores frescas ante la tumba de su madre. Sólo una cruz de madera servía para recordar la vida de Sarah Allen. Padre ni siquiera le ha puesto una lápida a su tumba, pensaba Olivia. Lo hacía con pena. Parecía que Sean quería olvidar a su esposa. Pero Olivia se rebelaba contra aquella idea.
            Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero ella las rechazó.
-Hola-le decía a la tumba-¿Cómo estás? Sí…Es una tontería. Todos estamos bien. Puedes creerme. Te echo de menos. No te enfades con padre por no venir a verte. Lo que pasa es que está muy ocupado con el rancho. Tampoco te enfades con Dillon y Tyler. Tomaron su decisión. No la comparto. Y tampoco la respeto. Ellos…Ya no viven aquí. Dillon habla de regresar a casa.
            Tenía la sensación de que su padre no la entendía. Le costaba trabajo meterse en su piel. Saber lo que sentía. Lo que pensaba. Sean era un hombre acostumbrado al trabajo duro. Y Jack…Era demasiado parecido a él.
            Jack estaba prohibido para ella. Olivia debía de darle otra oportunidad a Greg. No era un mal hombre. Podía hacerla feliz.
            Olivia se arrodilló junto a la tumba de Sarah. Estaba sola en el cementerio. Deseaba con desesperación poder hablar con su madre cara a cara. Nunca antes se había sentido tan confusa. ¡Y su padre parecía estar pensando en otras cosas!
-¿Qué puedo hacer?-le preguntaba a la tumba de Sarh-Estoy confundida. Me gusta mucho Jack. Pero…No sé. No sé lo que siento de verdad por él. Es todo tan… Confuso…Dime…¿Qué harías tú de estar en mi lugar? Tú no tuviste problemas cuando conociste a padre. ¿Verdad que no? Supiste enseguida que lo amabas. Pero mi caso…Es distinto. ¡Mírame! Soy demasiado vieja. Tendría que haberme casado hace mucho tiempo. Tengo veinte años. Sé de chicas que están casadas y cargadas de críos con la edad que tengo. Pero no ha sido así. Tengo…Tengo…Miedo. Sí…Tengo miedo, madre. Miedo de que me pase lo que te pasó a ti. De…Morirme. No sé si podré tener hijos. No sé si podré hacer feliz a un hombre. Debería de buscar otro hombre. Jack no es para mí. Quizás Greg…¡Madre! No entiendo a Greg. Se pasa todo el día hablándome de oro. Piensa hacerse rico buscando oro. ¡Y no va a conseguir nada! Tiene que empezar a trabajar en serio. Tiene que buscarse un trabajo y ganar dinero. Sólo así podremos sacar adelante a nuestra familia, en el caso de que nos casemos. Claro está. No es un hombre malo. Pero tiene la cabeza llena de pajaritos. Igual que otros hombres que sueñan con hacerse ricos buscando oro. Y lo que van a conseguir es morirse de hambre. O volverse locos de remate. ¿Cómo sabré si amo o no amo a Jack, madre? ¿Le doy a Greg una oportunidad? ¿Por qué tuviste que irte? Te necesitaba. Te necesito. Hay cosas que no puedo hablar con padre. No lo entendería. Pero tú…Tú…Tú…¡Sí! Me entiendes. Me entenderías.
            Olivia cayó ante la tumba de su madre.
            Se permitió ser débil. Se permitió llorar. Se sentía sola. Más sola que nunca…
            Notó una mano que se posaba en su hombro. Olivia se sobresaltó.
            Se puso de pie y se dio la vuelta.
            Junto a ella se encontraba una figura vestida de negro, pálida y de rostro demacrado. Era Eliza Santana, que iba a poner unas flores frescas a la tumba de su marido Rafael.
-No quería asustarte-se disculpó Eliza-Sé lo que es sentirse sola.
            Miró con compasión a Olivia. Aquella muchacha también vivía su propio calvario. No es justo, pensó Eliza. No es justo quedarse solo y sentirse tan perdido. 
-Gracias-dijo Olivia.
-En mi caso es distinto-dijo Eliza-Mi padre nunca me quiso. Y mi madre murió al poco de nacer yo. He pasado toda mi vida aislada del mundo.
-Al menos, conociste el amor.
-¿El amor de mi marido? Prefiero haberme quedado en Inglaterra y haber seguido siendo ignorada por mi padre.
-¡Pero tú amas a Rafael!
-No sé qué decirte. Lo quise mucho. Pero me hacía mucho daño. Y, al final, no sé ni lo que sentía realmente por él. Si lo amaba o si lo odiaba.
            Eliza suspiró. Una lágrima solitaria rodó por su mejilla. Arabella era su única compañía. Las dos se habían quedado solas. María era su ama de llaves. Pero era una mujer mayor y callada. No solía hablar con ella. Eliza y Arabella se apoyaban la una en la otra.
            Olivia pensó que, al menos, a ella le quedaba el consuelo de poder contar con Kimberly.