viernes, 14 de agosto de 2015

ESCENA DE "MÍA STELLA"

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi novela Mía Stella. 
En esta ocasión, nos centramos en la figura de Erin Dashwood, la hermana adoptiva de Estelle.
Veamos lo que pasa por su mente, a través de la mirada de Estelle.

                                      He crecido.
                                      No sé en qué momento ha ocurrido. Esta tarde, he ido a visitar a la modista en compañía de Erin. Ya están terminados los vestidos que cada una luciremos en la boda de Lydia y Freddie.
                                      Soy la primera que se prueba su vestido. Es un vestido de color rosa claro. Todavía he de lucir vestidos cortos. Acabo de cumplir quince años. Llevo suelto mi cabello. Cuando me miro en el espejo de forma ovalada y de cuerpo entero que hay en la trastienda, no me reconozco. Tengo la sensación de que hay otra Estelle reflejada en el cristal del espejo. Oigo los grititos que lanza Erin. Parece estar más emocionada que yo.
-¡Estás preciosa!-exclama.
-¿Tú crees?-le pregunto.
                             Erin palmotea. La ayudante de la modista le da la razón. Me asegura que me convertiré en toda una belleza en cuanto cumpla los dieciocho años.
                             No sé qué pensar. Están ocurriendo muchas cosas en mi vida en un corto espacio de tiempo. Hasta no hace ni un año, no conocía a mi prima Olivia. No sabía quién era Freddie. De pronto, Olivia se ha convertido en alguien muy importante tanto para Erin como para mí. Y Freddie...
-¿No estás contenta, Estelle?-me pregunta Erin con dulzura-Di algo.
-Me veo rara-respondo.
-Tendrás vestidos más bonitos dentro de unos años, cuando tengas mi edad. Ya les diré a madre y a padre que te envíen a Calcuta.
                              Erin y Víctor tampoco quieren que viaje a Dublín. Erin pudo haber tenido su puesta de largo en Dublín. Sin embargo, no quería alejarse de La India.
                             Freddie se va a casar con Lydia, que es como una hermana para Erin. Olivia no termina de creérselo. Yo tengo la sensación de estar en una nube. Me parece que es muy pronto.
                           ¡Casi no se conocen! Pero se nota que están enamorados.
                           Me doy la vuelta. Veo que Erin tiene los ojos llenos de lágrimas.
                           Mi hermana no para de hablar.
                           Dice que, antes o después, Freddie y Lydia tendrán muchos hijos. La madre de Lydia ha traído al mundo seis hijos.
                           También augura que Olivia se casará. Las dos pensamos que se casará con Víctor. Y que también tendrán muchos hijos.
                           Entonces, el amor llegará a la vida de Erin. Tengo la sospecha de que hay alguien habitando en su corazón. Cierto joven que conoció durante su estancia en Calcuta. Sospecho quién puede ser.
                           La ayudante de la modista me ayuda a quitarme el vestido que luciré en la boda de Lydia y Freddie. Me ayuda a ponerme el vestido que llevaba puesto antes. Me percato de que la mirada de Erin está triste. La modista es quién la ayuda a quitarse el vestido que lleva puesto. Se pone el vestido que lucirá en la boda de Freddie y de Lydia. Es un vestido de color azul marino.
                          Debo de reconocer que mi hermana estaba realmente hermosa con ese vestido.
                          Incluso, le di un abrazo. Le di un beso en la mejilla.
-¡Vas a causar sensación!-trino.
                            Mi hermana esboza una sonrisa triste. Parece que está a punto de echarse a llorar.
                            Recuerda en voz alta el momento en el que nuestro padre me presentó. Yo apenas tenía unos minutos de vida.
                           Por lo que Erin cuenta, Víctor y ella se precipitaron en la habitación de nuestra madre en cuanto me oyeron llorar. Querían conocerme. Me habían vestido.
                            La comadrona me envolvió en una manta. Primero, fue Víctor el que me cogió en brazos.                             Sonrío.
-Me has contado esa historia muchas veces-le recuerdo a Erin.
                              Ella me da un beso en la frente.
                              Me cuenta que era una bolita sonrosada y que ya tenía una pelusilla de color rubio cubriendo mi cabecita.
                             La tormenta monzónica que cayó mientras mi madre me traía al mundo había amainado un poco.
                            Después, pasé a los brazos de Erin.

 

                            A Erin la crió una nodriza. Sin embargo, a mí me crió nuestra madre. No quiso contratar a una nodriza. Quiso criarme ella.
-¿Has pensado en adoptar un hijo?-le pregunto a Erin.
-Todavía no me he casado-me responde ella-Los hijos quedan muy lejos todavía.
                          A pesar de lo pequeña que era, Erin quiso ocuparse de mí. Me sacaba de la cuna. Me llevaba a su habitación. Me colocaba entre sus juguetes. Para ella, yo era como una muñeca.
                          Pero era una muñeca especial porque era una muñeca de carne y hueso.
                         La modista ayuda a Erin a despojarse del vestido que lucirá en la boda de Lydia y de Freddie y habla de mí.
                           Comenta que poseo buenas virtudes para hacer una buena boda algún día.
                           Cabello de color rubio muy claro...Ojos de color azul muy claro...
                           Casi puedo imaginar a Erin paseándome en brazos por el jardín cuando apenas sabía andar. O llevándome de un lugar a otro de la casa.
                             Se pone el vestido que llevaba antes puesto. Se encarga ella misma de pagar ambos vestidos. Un ayudante que tienen será el encargado de llevar los vestidos a casa pocos días antes de la boda.
                              Volvemos a casa a pie. Da gusto pasear en esta soleada tarde.
-Dudo mucho que vuelva a Calcuta algún día-me confiesa Erin.
-Tu primera temporada en sociedad no llegó a terminar-le recuerdo.
-Intento no pensar en lo que vi. Cada vez que cierro los ojos, veo las imágenes de Christian e Isabella. Les veo ensangrentados.
-Hermana, nunca me hablas de ese asunto.
-Porque eres una niña, Estelle. Y quiero protegerte. No he debido de hablar de Christian y de Bella. Perdóname. Hablemos de otro tema. Cuéntame lo que te parece tu nuevo vestido.
                              Se coge Erin de mi brazo mientras paseamos.
                              Es evidente que quiere cambiar de tema. Lo respeto.
-Es un vestido muy bonito-afirmo-Me gusta mucho.
-Yo creo que la que va a causar sensación el día de la boda vas a ser tú-afirma Erin.
-¿Lo dices en serio?
                             Sonrío. No quiero llamar la atención de nadie ese día.
                             Oímos la voz de alguien que nos llama. Son Freddie y Lydia. Vienen hacia nosotros.
                             Están dando un paseo con Freddie rodeando con su brazo los hombros de Lydia, para escándalo de la gente que se cruza con ellos.
                              Casi les puedo oír criticándoles.
                              Decidimos acompañar a Lydia a su casa.
                              Durante el trayecto, Freddie y Lydia no paran de besarse. Se besan muchas veces. No paran de abrazarse. Se abrazan muchas veces.
                               Freddie nos besa a Erin y a mí en las mejillas.
                               No cabe en sí de gozo.

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