viernes, 28 de febrero de 2014

EL PATRÓN

Hola a todos.
Hoy, me gustaría compartir con vosotros este pequeño cuento que he escrito pensando en uno de los personajes de Con el corazón roto. 
Se trata del dueño del rancho La Pilarita, sir Kyle Saint Leger. Se trata de un inglés apuesto y de buena familia que es la quintaesencia del libertino redomado. Llega a San Ezequiel huyendo de Inglaterra donde su familia ha terminado cansada de él.
La buena suerte le acompaña a su llegada al pueblo.

                          La Pilarita tenía un nuevo propietario. La noticia corrió por todo San Ezequiel como la pólvora. Los vecinos se hacían muchas preguntas.
            El nuevo propietario era inglés. Un inglés elegante…Refinado…
            Sir Kyle Saint Leger era un aristócrata inglés propietario de La Pilarita del que se decía que era como los gatos. Siempre caía de pie. Había sobrevivido a la ruina. Y así mismo.
            Había malgastado todo el dinero de su familia en caprichos, juergas y partidas de naipes. Llegó, incluso, a enemistarse con su único hermano. Éste había llegado a maldecirle. Y a jurarle odio eterno. La marcha de sir Kyle a otro país había supuesto un alivio para toda la familia Saint Leger. Sir Kyle dejaba atrás su pasado. Todo plagado de escándalos…Y un duelo con un alto cargo del Gobierno…Su hermano hacía mucho tiempo que había roto todo trato con él.
            Sir Kyle Saint Leger era un hombre apuesto. El hombre más condenadamente apuesto que había pisado el pueblo. Había llegado a San Ezequiel después de haber pasado algún tiempo dando tumbos por ahí. Vino rodeado de una nube de misterio. Y de rumores…Peggy se encargó de ventilar aquellos trapos sucios.
            Sir Kyle no hizo muchos cambios en el rancho. Pero, pasado algún tiempo, despidió a varios criados. No alegó incompetencia. Dijo que no quería pagar a tantos criados. Dos de aquellos sirvientes eran un matrimonio. Tenían una hija de corta edad. Se vieron en la calle.
            Sir Kyle siempre fue consciente de su innegable atractivo físico. En Inglaterra, siempre había sido un imán para atraer a las mujeres. Decía que se ganaba la vida gracias a su apostura. Un poco de verdad sí había en aquella frase. Había recibido una esmerada educación y cualquiera podía pensar que estaba ante todo un caballero. No era verdad. La primera noche que pasó en el rancho la pasó entre las piernas de una de las criadas.
            Peggy aireó a los cuatro vientos que sir Kyle había sido expulsado de Inglaterra porque era todo un conquistador. Coleccionaba amantes como el que coleccionaba sellos. Por los brazos y por la cama de aquel hombre habían pasado la mayoría de las mujeres que vivían en Gran Bretaña. No podía escapar de aquella fama terrible que le perseguía. Se decían muchas cosas sobre él.
            Como, por ejemplo, que una vez fue capaz de besar a la Reina Victoria en la boca durante una audiencia que tuvo con ella. Por supuesto, sir Kyle no confirmaba tales rumores. Sin embargo, tampoco los desmentía. Se limitaba a sonreír.
            Y su sonrisa era muy misteriosa. Lo cual seguía dando pie a numerosos comentarios.
            Había huido de un gran escándalo. Se trataba de un escándalo vulgar. Se había involucrado con la mujer de un diplomático español. El hombre los descubrió y le desafió a un duelo. Kyle decidió poner tierra de por medio. Había matado al marido despechado en el duelo. Estaba considerado como poco menos que un asesino en su país. Jamás volvería a Inglaterra. Pero le gustaba vivir en San Ezequiel. Era una región hecha a su medida. No soportaba ceñirse a los convencionalismos sociales de su Londres natal. Era feliz viviendo en aquel lugar.
            A pesar de que los vecinos hablaban mal de él. Pero no le importaba mucho.
            En Londres, a sir Kyle le había costado trabajo demostrar sus verdaderos sentimientos. Sus amantes no solían darle problemas y las abandonaba en cuanto se cansaba de ellas. La idea de casarse jamás se le había pasado por la cabeza. Una esposa podía ser muy exigente y su cuñada era una buena prueba de ello. Hasta donde él sabía, no había tenido ningún hijo bastardo.
            Sir Kyle se instaló en La Pilarita. Quería seguir llevando el tren de vida que había llevado hasta aquel momento. Juergas y mujeres…No había pensado en absoluto en cambiar. Era un auténtico crápula. Y seguiría siendo un crápula en aquel pequeño pueblo perdido.
            Era la clase de hombre que sabía lo que tenía que decirle a una mujer. Sabía cómo embaucarla con palabras bonitas. Ninguna mujer de ninguna condición social se le había resistido. Ni siquiera cuando llegó a San Ezequiel.
            Anne Drury fue de las primeras en ceder. Le sirvió una noche un plato de sopa a la hora de cenar. Estaba segura de que sir Kyle era todo un caballero. Llevaba puesto un vestido sencillo. Pero sir Kyle admiró las curvas que escondían aquel vestido.
-Eres preciosa, Annie-le dijo.
-Se equivoca, patrón-replicó ella-No soy nada guapa.
-¿Te has mirado en un espejo?
-No tengo tiempo de mirarme en los espejos, patrón.
            Sir Kyle había hablado antes con ella. Le parecía un hombre correcto y muy agradable. Pero él quería algo más de Anne.
-Le retiro el plato, patrón-dijo la cocinera.
-La sopa estaba deliciosa, Annie-dijo sir Kyle-Te felicito.
            La chimenea del comedor estaba encendida.
            Fuera, había empezado a llover.
            Anne ya había tenido antes experiencias con los hombres. Sabía lo que ellos querían de ella. Retiró el plato. Las mejillas las tenía encendidas y calientes. No voy a caer, se dijo.
            Pero, esa misma noche, la pasó entre los brazos de sir Kyle.
            Aquel hombre sabía cómo besarla. Sabía en qué sitios del cuerpo de Anne debía de colocar sus manos. Sus labios…Bajo sus besos y sus caricias, Anne se volvió loca. No pensó en nada. Simplemente, se dejó llevar por los besos que le estaba dando sir Kyle. Por las caricias que le brindaban sus manos y sus labios. Por cómo la estaba tocando. Por cómo la abrazaba.
            A la mañana siguiente, el cuento de hadas se vino abajo. Sir Kyle se comportó como el patrón que era. Anne volvió a ser la cocinera.
            Decía que era feliz viviendo como vivía. Pero, a menudo, se sentía solo. Solo en un país que le costaba trabajo entender. Solo…Muy solo…


                   Sir Kyle se retiró a su despacho una vez que acabó de cenar. No tenía ganas de salir aquella noche. La noche anterior, estuvo entre los brazos de Anne Drury. La cocinera le había arañado. Siempre quería más de él. Anne sabía que no debía de llamarse a engaños. Sir Kyle no tardaría mucho en cansarse de ella.
            Se estaba acostumbrando a vivir en aquel sitio.
            Pero echaba de menos Inglaterra. ¡Había ido a parar al culo del mundo! Su hermano mayor, Malcolm, le echaría en cara su comportamiento. Su manera de hablar…Malcolm no tenía la culpa de nada. Sir Kyle estaba hundido. Jamás podría regresar a Inglaterra. No sería bien recibido allí.
            A decir verdad, sus peones trabajaban duro. Se limitaban a cumplir sus órdenes sin replicar. Echaba de menos pisar los elegantes salones de Londres. Estaba aprendiendo a marchas forzadas sobre la vida en aquel sitio.
            Los linchamientos estaban a la orden del día. No hacía mucho, habían ahorcado a un joven. Su delito había sido colarse en una casa ajena y robar todo lo que había. El inútil del sheriff no llegó a tiempo para detenerle. Los vecinos se le adelantaron. Y lo ahorcaron sin esperarle. La justicia no existía en aquella zona.
            Siempre le habían gustado las mujeres hermosas. Y se había fijado en una cosa curiosa. Uno de sus peones era una mujer. Y era la mujer más bella que jamás había visto. Todavía no le había dicho nada. Se mostraba amable y cordial con ella. Sabía que era una vecina del pueblo. Trabajaba en el rancho para poder ayudar a su padre a mantener el suyo. Se llamaba Olivia.
            Se sirvió coñac en un vaso. El fuego de la chimenea estaba encendido. Había numerosos papeles encima de la mesa. Recordaba las cacerías del zorro en las que había participado. El premio de ser ungido con la sangre del zorro cazado. Sus nuevos vecinos…¿Lo entenderían?
            Malcolm lo odiaba.
            A decir verdad, no le culpaba. Él tenía la culpa de todo.
            Sir Kyle no había sabido comportarse nunca como un caballero. La educación que había recibido en Eton no había servido para nada. ¡Si se saltaba la mitad de las clases!
            Había llevado un estilo de vida completamente disoluto. Nunca había pensado en nadie, excepto en sí mismo. Siempre había hecho lo que le había dado la gana. Jamás había pensado en las consecuencias de sus actos. Hasta que se vio en un barco camino de un país desconocido para él.
            Aquella noche, le escribió una carta a su hermano Malcolm.

            Te sorprenderá saber de mí, querido Malcolm. Debe de ser la nostalgia lo que me impulsa a escribirte.
            La nostalgia y el sentido de culpa, para ser sincero. Porque soy el primero en admitir que me he portado mal. Aunque me quedo corto.
            Sé que es demasiado tarde para pedirte perdón por todo el daño que te he hecho. Pero quiero que sepas que mi arrepentimiento es totalmente sincero, hermano mío. No busco que me perdones.
            Es demasiado tarde.
            Tan sólo busco que sepas que lo siento muchísimo.
            Algún día, volveremos a vernos. Y espero que, entonces, podamos comportarnos como los hermanos que nunca hemos sido.
            No espero que contestes a esta carta. 

sábado, 22 de febrero de 2014

SEAN O' HARA (MADURO)

Hola a todos. 
Hoy, vamos a seguir conociendo a más personajes de Con el corazón roto. 
El personaje al que vamos a conocer hoy nos acompaña desde Historia de dos hermanas. Es uno de los personajes más controvertidos, a mi parecer, que he creado. 
Se trata de Sean O' Hara. 
El Sean O' Hara que vamos a conocer hoy es el hombre maduro que vemos en Con el corazón roto. 
Se trata de un hombre que ha vivido mucho y que está muy cansado de todo. 
En su juventud, pensó que acabaría comiéndose al mundo. Sin embargo, a la vista de los acontecimientos, el mundo le ha comido a él. 
Vive atormentado por sus errores. Su matrimonio con Sarah fue un fracaso y Sean se culpa así mismo de ello ya que su mujer sufrió mucho por culpa de sus infidelidades, una de ellas, con Dawn Beckham, con la que tuvo a sus hijos Ethan y Freddie. 
Su sueño de tener su propio rancho se ha convertido en una pesadilla porque le cuesta mucho trabajo sacarlo adelante y debe de apoyarse en su hija Olivia. 
El peor momento de su vida fue cuando vio morir a su esposa Sarah desangrada tras sufrir un aborto. Sin embargo, le corroe la sospecha de que su mujer le fue infiel con Ojos de Halcón, un jefe comanche, y que el hijo que esperaba era de él. 
Al poco tiempo, el dolor hizo que su hijo Tyler se marchara. Su hijo mayor, Dillon, también se marchó sin dar razón alguna del porqué se iba. Sean teme por ellos, ya que, aunque ambos han rehecho sus vidas en Inglaterra, sospecha que ninguno de los dos es realmente feliz. Tiene un nieto, Oliver, hijo de Tyler, al que no conoce y le duele pensar que nunca le conocerá. 
Sean ha dejado de ser un joven impetuoso, ambicioso y egoísta para ser un hombre más maduro y más tranquilo, aunque también cansado de todo y atormentado por el peso de sus errores. 
Intenta llevarse bien y establecer lazos con sus hijos Ethan y Freddie. Ethan le rechaza porque le culpa de todos sus males. Y Freddie no sabe qué hacer. 
Sean ve que tiene la oportunidad de rehacer su vida al lado de la maestra del pueblo, Kimberly Mackenzie. Le da miedo iniciar una relación con ella, no sólo por el tormentoso pasado de Kimberly, sino también por el hecho de que se trata de la mejor amiga de su hija. 
Me he imaginado a Sean con el rostro del actor Tommy Lee Jones en la película The Missing, donde interpreta a un hombre también cansado por los estragos de la vida y por sus errores, pero que quiere enmendarlos. 
Juzgad vosotros si Tommy Lee Jones podría ser un perfecto Sean O' Hara. 


Bueno, Sean no tiene el pelo largo. 

jueves, 20 de febrero de 2014

SEOSAM Y BRIGHID

Hola a todos.
Hoy, me gustaría enseñaros una foto de dos de los protagonistas de Historia de dos hermanas. O, mejor dicho, de cómo me imagino a dos de los protagonistas de Historia de dos hermanas. Con las caras de Romola Garai y Johnny Lee Miller...
Me refiero a Seosam y a Brighid.
¿Qué opináis? ¿Creéis que podrían ser los perfectos Seosam y Brighid?




miércoles, 19 de febrero de 2014

SEOSAM

Hola a todos.
Hoy, vamos a seguir conociendo a más personajes de la saga.
En concreto, vamos a centrarnos en Historia de dos hermanas. 
Siento auténtica debilidad por los caballeros y el joven que os quiero presentar es todo un caballero. Es serio y refinado, aunque también es apasionado.
Se llama Seosam.
Se trata de un joven perteneciente a la nobleza rural irlandesa. Su padre falleció hace algunos años. Es el menor de tres hermanos. Su madre todavía vive en la casa solariega.
Seosam entró a trabajar en la Compañía de Indias, motivo por el cual viajó a Calcuta, ciudad en la que estuvo viviendo durante algunos años. En Calcuta, Seosam conoció a Selene, una joven hindú de alta casta convertida al cristianismo.
Seosam y Selene se enamoraron y Seosam protagonizó un sonoro escándalo en la colonia inglesa cuando, en vez de tomar a Selene como amante, como era la costumbre, se casó con ella. Fruto de este matrimonio, nació un hijo, Víctor, al que los dos adoran. Pero una enfermedad acabó con la vida de Selene cuando Víctor era apenas un bebé de meses. Seosam decidió regresar a Irlanda llevándose consigo a su hijo, lo que causó numerosos cotilleos.
Desde entonces, Seosam vive con su madre en la casa solariega de su familia. Está completamente entregado al cuidado de su hijo.
En el carácter, Seosam es un joven culto y bien educado. Nunca se ha metido en líos. Su vida transcurre de manera tranquila. Sabe que es criticado por haberse casado con una hindú y por haber tenido un hijo mestizo, pero da la cara. No se esconde ante las críticas. Y le indigna que esas críticas puedan hacerle daño a Víctor.
Sin embargo, su tranquila vida da un cambio cuando llega a su vida Brighid Farrell, una joven irlandesa de buena familia a la que conoce de manera casual. Brighid da por hecho que nunca se va a casar y no quiere saber nada de los hombres.
Seosam empieza a sentirse atraído por Brighid desde la primera vez que ambos se ven. Sucesivos encuentros entre ellos permiten que la conozca mejor y que su interés por ella va en aumento. Su madre la adora y Brighid, además, se encariña con el pequeño Víctor. Seosam empieza a enamorarse de ella. Y eso le asusta porque no quiere traicionar la memoria de Selene.
Me he imaginado a Seosam con el rostro del actor Johnny Lee Miller, el actor que encarna a George, en la miniserie que hizo la BBC en el año 2009 de la novela de Jane Austen.
Creo que Johnny representa a Seosam tal y como me lo imagino. Un joven tranquilo y apuesto, pero que, en su interior, arden grandes pasiones.
Juzgad vosotros si Johnny podría ser un perfecto Seosam.



domingo, 16 de febrero de 2014

"UN AMOR PROHIBIDO" ESTÁ EN WATTPAD

Hola a todos.
Hoy, tengo que compartir una noticia con vosotros. No sé si es buena o si es mala, pero allá va.
Estoy aprendiendo a darme a conocer. A moverme. A descubrir nuevos lugares por los cuales promocionarme.
No sé si lo estoy haciendo bien o si lo estoy haciendo mal.
El caso es que sigo dando pasos. Me he decidido a subir a Wattpad mi novela Un amor prohibido. 
Un amor prohibido cuenta la historia de la familia O' Hara, el desarrollo de su vida cotidiana a lo largo de los años.
Sarah, una joven miembro de una adinerada familia irlandesa, llega a San Ezequiel, México, en compañía de su marido, Sean, un joven de origen humilde con el que se ha fugado. Allí, los dos fundan una familia y tienen dos hijos. Hacen realidad el sueño de Sean de adquirir un rancho. Logran salir adelante a pesar de todo. Sin embargo, la infidelidad de Sean con otra mujer, con la que llega a tener dos hijos, acaba matando todo el amor que Sarah sentía por él. Tanto Sarah como su hijo mayor, Dillon, se verán envueltos en una vorágine de amores imposibles. Sarah encuentra el verdadero amor encarnado en la figura de un jefe comanche, Ojos de Halcón. Dillon, se enamora de Margaret, una joven cuyo padre no tiene muy buena fama.
¿Podrán ser felices madre e hijo al lado de las personas a las que verdaderamente aman?
Podéis leer en este link Un amor prohibido. 

http://www.wattpad.com/37389872-un-amor-prohibido

Más que subir la novela, lo que he subido ha sido el borrador. Le faltan pedazos y queda coja en algunos momentos. Soy la primera en admitirlo.
Pero he decidido subirla para que me deis vuestra opinión y me digáis qué tal y si os ha gustado.

miércoles, 12 de febrero de 2014

¡YA A LA VENTA LA ANTOLOGÍA "PASIÓN Y AMOR" DE EL CLUB DE LAS ESCRITORAS!

Hola a todos.
Hoy, seguimos de promo.
Toca promocionar la nueva Antología que ha sacado El Club de las Escritoras, titulado Pasión y amor. 
Se trata de una colección de relatos que giran alrededor del día de San Valentín, una fecha muy propia para el amor.
Son unos relatos preciosos, con mucho romanticismo y con final feliz, por supuesto.
¡Y yo participo en la Antología!
Después de mucho pensarlo, me decidí a enviar un relato muchas esperanzas de que fuera escogido. ¡Y fue escogido!
No paraba de dar saltos de alegría cuando me enteré. Mi relato, Te esperaré siempre, tiene mucho romanticismo, pero nunca pensé que vería la luz.
Pues Pasión y amor ya está a la venta en Amazon. La portada es preciosa y el interior todavía es mejor.
Aquí os la enseño:



Refleja cómo debería de ser el amor, al menos, en mi humilde opinión: como algo dulce y delicioso.
En este link, encontraréis más información y los links donde podéis adquirir esta fabulosa Antología:

http://elclubdelasescritoras.blogspot.com.es/2014/02/ya-esta-la-venta-la-nueva-antologia-del.html

martes, 11 de febrero de 2014

LO CONFIESO

Hola a todos.
He de hacer en este blog una pequeña confesión.
Bueno, en realidad, es algo que todo el mundo sabe.
Soy una enamorada de las historias de época. No he negado nunca que mi primer amor literario fue el siglo XVIII. Pero adoro escribir sobre la primera mitad del siglo XIX.
Me siento especialmente atraída por la conocida como Época de la Regencia, por sus formas y por su moda a la hora de vestir.
Sí, soy una enamorada de los trajes de época.
Me gustaría mirar hacia atrás. Me gusta escribir sobre tiempos pasados. No me da miedo ir hacia más atrás. Hacia el inicio de la Humanidad porque pienso que los sentimientos nacieron con el ser humano. El amor... La alegría...La rabia...La pena...
Son sentimientos que nos acompañan desde la noche de los tiempos. Aunque nos costara trabajo ponerles un nombre, porque no sabíamos hablar, se ha experimentado esas emociones desde siempre.
El amor mueve el mundo desde siempre. Nos hace sufrir. Nos hace vibrar. Nos hace felices. Nos hace querer ser mejores personas.
La Historia avanza y llegamos a otros tiempos más fáciles de reconocer. El Imperio Romano...La Edad Media...El Renacimiento...El siglo XVII...
El siglo XX es una época muy rica por la cantidad de acontecimientos y de adelantos que surgieron. Cada década de este siglo significó algo en la Historia. No sólo por la moda...Ocurrieron cosas que nos han marcado profundamente.
Cosas que vale la pena contar.
Siempre que se investigue un poco para poder dar un marco creíble a una historia, se puede escribir sobre tiempos pasados. Puede ser pesado, lo reconozco. Aunque también puede tener su parte buena. De este modo, te enteras de cosas que no sabías.
Cuanto más hacia atrás se vaya, más hay que investigar. Y no siempre te lo pone fácil Google, porque muchas páginas pueden venir en inglés.
Confieso que no podría vivir en épocas pasadas. No podría soportar el vivir en una época donde la opinión de una mujer sea silenciada una y otra vez. Donde no pueda tener ni voz ni voto ni sobre mi cuerpo ni sobre mis sentimientos. Donde tenga que soportar que mi marido me haga daño, me humille, me pegue o me sea infiel. Donde cualquier cosa que haga o que diga pueda ser motivo para ser condenada al ostracismo.
Se puede soñar. Pero también se puede tener los pies en La Tierra.
No descarto algún día escribir sobre el nuevo milenio, sobre el año 2000 en adelante.
¡Todo se andará!
Sigamos soñando. Sigamos imaginando historias de amor.

sábado, 8 de febrero de 2014

PONIÉNDOLE BANDA SONORA A "MÍA STELLA"

Hola a todos.
Me gustaría empezar a subir fragmentos de Mía Stella a partir del mes de marzo.
Es algo que tengo pendiente en este blog y he de hacerlo.
De momento, he estado buscando en Internet canciones que puedan hacer las veces de banda sonora de esta novela.
He encontrado esta canción del año 1976, de Steve Miller. Es una canción preciosa titulada Serenade from the stars. 
El grupo murciano M-Clan (¡me encantan!) hizo una versión igual de preciosa llamada Llamando a La Tierra. 
Ya que estamos hablando de estrellas (por el título y porque el nombre de Estelle en español significa también estrella) he pensado que esta canción podría servir de banda sonora.
Os la dejo.
Espero que os guste.


domingo, 2 de febrero de 2014

FRAGMENTO DE "UN AMOR PROHIBIDO"

Hola a todos.
Hoy, es un día bastante importante para mí por distintos motivos que explicaré en mi blog principal.
Antes de eso, me gustaría compartir con vosotros un nuevo fragmento de mi novela Un amor prohibido. 
El fragmento de hoy es muy triste y tiene que ver con Daphne.
Preparaos para llorar.

                    Kimberly vio llegar al señor Sweet con un cuerpo inerte en brazos. Otros hombres venían detrás de él. Un presentimiento se adueñó de la maestra.
-Señor Sweet…-murmuró.
            Miró el cuerpo que el herrero cargaba.
-¡Mire, señorita Mackenzie!-le instó el señor Sweet-¡Mire lo que ese hijo de puta le ha hecho a mi niña!
-¡Cielo Santo!-exclamó Kimberly.
            Estaba sobrecogida. Era Daphne.
            La chica tenía la falda manchada de sangre. Los ojos los tenía muy abiertos. La boca también la tenía muy abierta.
-Está muerta-observó.
            Kimberly estuvo a punto de desmayarse. Jack vio a su hermana ponerse pálida. Sin embargo, Sean se adelantó y cogió en brazos a Kimberly.
-Era alumna suya-le dijo Sean a Jack-Kimberly aprecia mucho a sus alumnos. Esto le ha afectado demasiado.
            Él y Jack metieron a Kimberly dentro de su casa. La sentaron en una silla. Kimberly volvió en sí. Pero el rostro de Daphne pasaba una y otra vez por su mente. Daphne estaba muerta. ¿Y cómo estaba Tyler? ¿Estaría bien?



             Tyler despertó sintiendo todo su cuerpo dolorido. Intentó incorporarse, pero le dolía todo el cuerpo. El doctor Castro estaba a su lado. Tyler se dio cuenta de que tenía el abdomen vendado. Había soñado con Daphne. Estaban juntos en el desierto. Y se estaban besando.
-¿Qué me ha pasado?-preguntó, con un hilo de voz.
-Descansa, muchacho-respondió el doctor Castro.
-¿Dónde estoy?
            A pesar de todo, Tyler reconoció el lugar en el que se encontraba. Su habitación…Tenía unos pocos muebles. ¿Cómo he llegado hasta mi habitación?, se preguntó Tyler. Recordaba estar en el desierto huyendo con Daphne. La había sacado de la diligencia. Y los dos iban huyendo a lomos de Altivo.
-¿Dónde está Daphne?-le preguntó al doctor Castro.
            Acompañó la pregunta con un gesto brusco que le hizo retorcerse de dolor.
-Procura descansar, muchacho-respondió el doctor Castro-Has sufrido un buen golpe. Te costará trabajo recuperarte.
            Tyler negó con la cabeza mientras repetía una y otra vez el nombre de Daphne.
-¡Tengo que verla!-insistió el muchacho.
-No puedes ver a Daphne, hijo-intervino Sean, que estaba en un rincón de la habitación.
-¿Por qué no, padre?
            Sean bajó la vista. No se atrevía a contarle a su hijo lo que realmente le había pasado a su novia. Era demasiado duro.
            Dillon oyó un terrible alarido que le heló la sangre.
-¡No te levantes!-le pidió Olivia.
            Ella también se había sobresaltado al escuchar aquel grito.
-¡Es Ty!-exclamó Dillon.
-No te muevas-insistió Olivia-Padre y el doctor Castro están con él. Descansa.
            Dillon se sentía impotente.
            No podía levantarse de la cama.
            Le dolía todo el cuerpo.
            Sabía que algo malo le había pasado a Tyler. Había oído jaleo en el recibidor.
            Olivia no se separaba del lado de Dillon.
            No se atrevía a dejarle solo. Pero se preguntaba qué era lo que le había pasado a Tyler. Y quería conocer también la suerte de Daphne. ¿Estaría bien? ¿Por qué había gritado Tyler?
            Consuela entró en la habitación portando un cuenco con un poco de caldo que había preparado para Dillon.
-¿Qué le pasa a mi hermano?-le preguntó el muchacho-¿Por qué ha gritado?
            Olivia escuchaba en la habitación de Tyler sollozos incontrolados. Oía la voz de su padre pronunciando unas palabras que ella misma no alcanzaba a entender. Había cosas que ella no entendía. Sólo sabía que Tyler había raptado a Daphne. Más bien, había abordado la diligencia en la que ella viajaba. Y habían huido juntos. Luego, habían traído medio muerto a su hermano al rancho. Y ella estaba aterrada.
            Consuela obligó a Dillon a que bebiera el caldo y a que descansara un poco, mientras le aseguraba que Tyler estaba bien.
-Se queja porque está un poco dolorido-le contó-Pero nomás. Ahorita, descanse un poco.
            Dillon se bebió todo el caldo y Consuela le ayudó a recostarse en la cama. Olivia miraba en dirección a la habitación de Tyler. Cuando Dillon se quedó dormido de nuevo, la chiquilla se atrevió a dar rienda suelta a sus temores.
-Ty se está muriendo-se asustó-Le va a pasar lo mismo que le pasó a madre. A Dillon le pasó lo mismo. A los tres les han encontrado medio muertos. Madre murió. Y Dillon… Y Ty…
            Consuela se dio cuenta de que Olivia estaba temblando. Eran demasiados golpes para una niña en tan poco tiempo. Le cogió las manos.
-Su hermano no se va a morir, señorita-le aseguró-Pero va a necesitar toda la ayuda del mundo.
-¿Por qué?-inquirió Olivia.
-Se trata de la señorita Daphne.
-Sé que se escaparon juntos. Nora me lo contó.
-Nora es una chismosa. Pero tiene razón. Huyeron juntos. Se querían mucho. Y querían estar juntos. El padre de la señorita Daphne propició esta tragedia. ¡La pobre niña no quería irse!
-¿Qué ha pasado, Consuela? ¡Dímelo!
            Dillon estaba dormido. No se enteraba de nada. Olivia ahogó un grito cuando Consuela le contó que Daphne había muerto. Y no sólo eso. Se contaba por el pueblo que Daphne estaba embarazada cuando murió. Iba a tener un hijo. Un hijo de Tyler…
El recuerdo de su madre pasó a gran velocidad por la mente de Olivia. Ella también iba a tener un hijo cuando perdió la vida.
-¡Dios mío!-sollozó la chiquilla.
-No llore, señorita-la instó Consuela-Tiene que ser fuerte. Ahorita, no puede venirse abajo, chamaca. 

FRAGMENTO DE "UN AMOR PROHIBIDO"

Hola a todos.
Ésta es la primera entrada programada que hago. ¡Sólo Dios sabe cómo saldrá!
Me voy a pasar el día al campo, pero, antes, quería compartir con vosotros este fragmento de mi novela Un amor prohibido. 
Esta escena está protagonizada por Kimberly, la hermana de Jack, y por Daphne. Kimberly es la maestra del pueblo. Daphne es una de sus alumnas, una adolescente. Daphne mantiene un romance con Tyler, uno de los hermanos de Olivia. Una relación que el padre de Daphne no ve con buenos ojos.
En esta escena, Daphne va a ver a Kimberly, que es, además, su profesora, para pedirle ayuda.
Vamos a ver qué pasa.

                                 Kimberly solía llevar el largo cabello de color rubio dorado recogido en un holgado moño. Tenía el pelo muy rebelde y era normal ver cómo, con gesto decidido, se soltaba el moño y se lo dejaba suelto.
            Aquella tarde, intentaba acomodar su moño. Se le venían mechones de pelo a la cara y le impedían corregir los exámenes que habían hecho sus alumnos. Llevaba puesto un sencillo vestido de color gris. En aquel momento, alguien golpeó a la puerta cerrada del aula.
-¡Adelante!-invitó Kimberly.
            Sólo había una escuela en el pueblo. Y se trataba de una escuela mixta. Los chicos y las chicas tanto estadounidenses como mexicanos se mezclaban allí. La directora había intentado traer niños comanches a la escuela. Pero no lo había conseguido. Si se hubieran llevado bien, habría sido un sueño. Pero no siempre se llevaban bien. Las peleas allí eran frecuentes. La desconfianza era reinante. Y Kimberly tenía que mediar, al igual que otras maestras, con los alumnos. Era un trabajo realmente agobiante.
            La puerta se abrió.
-¡Hola, Daphne!-saludó Kimberly.
            Le dedicó una sonrisa fraternal a la chica que se encontraba en el umbral de la puerta.
-Señorita Mackenzie…-titubeó Daphne-He venido porque tengo que contarle una cosa. Y me da vergüenza.
            Daphne entró en el aula con paso tambaleante y se preguntó si su maestra sería comprensiva con ella.
-He hecho algo horrible-se lamentó la chica-Y usted pensará que soy una perdida. ¡Y tendrá razón para pensarlo!
-¡No digas eso, Daphne!-le pidió Kimberly-Pase lo que pase, no pensaré esas cosas de ti. Me consta que no eres eso. Te pasa algo. Como tu maestra, es mi deber ayudarte.
            Una lágrima rodó por la mejilla de la chica. Su rostro estaba pálido en contraste con su pelo rojo.
            Tomó asiento en una silla que colocó junto a la silla en la que estaba sentada Kimberly tras el escritorio.



            Daphne estaba muy nerviosa. Entonces, empezó a hablar. Habló del viaje que estaba a punto de emprender con destino a Inglaterra. Y del gran amor que sentía por Tyler O’ Hara.
-Es obvio que no quieres irte-observó Kimberly-Quieres mucho a Tyler y es normal que no quieras separarte de él. Y me consta que ese amor es correspondido. ¿Has hablado con tu padre de esto?
-¡Mi padre no atiende a razones, señorita Mackenzie!-se quejó Daphne.
            Kimberly se olvidó de los exámenes que tenía que corregir y se centró en Daphne.
            La joven se había imaginado casada con Tyler y viviendo en San Ezequiel. Pero su padre había desbaratado todos sus planes. Jamás se lo perdonaría.
            Y, debido a que los iban a separar, Daphne no había dudado en entregarse a Tyler.
-¿Qué?-se asombró Kimberly.
-Lo que está oyendo, señorita Mackenzie-contestó Daphne.
            Su voz sonó triste.
            Los dos se querían. Y, por ese motivo, no habían dudado en entregarse a aquel sentimiento sin nombre que les consumía por dentro. Había sido la experiencia más hermosa en la vida de Daphne. Había mucha dulzura en Tyler. La había hecho sentir única en el mundo. La había amado con su cuerpo y con su alma.
            Daphne se había abandonado a los brazos de Tyler.
            Había devuelto cada uno de los besos apasionados que Tyler le había dado.
            Durante mucho tiempo, Daphne no había sabido nada de aquellas cosas. Su madre adoptiva le decía que sólo debía de pensar en eso una vez que estuviera casada. El deber de una mujer es obedecer a su marido, le decía. Y también debía de engendrar hijos que llevaran su apellido. Le había explicado más o menos cómo sería. Sin embargo, a la señora Sweet se le había olvidado mencionar que aquellos actos eran también una demostración del amor que la pareja podía profesarse.
-¡Ahora, pensará que soy una perdida!-sollozó Daphne.
-¡No digas eso!-insistió Kimberly-No has hecho nada malo. Estás enamorada. Las mujeres, cuando nos enamoramos, no pensamos.
-Mi padre quiere separarme de Tyler. ¡Pero no quiero alejarme de él! ¡No ahora!
-Hablaré con Tyler. Entre los tres se nos ocurrirá algo para que eso no pase.
            Daphne se cubrió el rostro con las manos. Sólo había hecho el amor con Tyler en dos ocasiones. Había pensado que no pasaría nada. Pero estaba pasando. Y estaba muerta de miedo. Había leído libros que hablaban de aquel tema. Aunque no se había atrevido a ir a visitar al doctor Castro. Daphne sabía lo que estaba pasando en el interior de su cuerpo. Estaba asustada. Pero, al mismo tiempo, estaba maravillada. Tenía ganas de reír y de llorar al mismo tiempo.
-Señorita Mackenzie…-titubeó Daphne-Yo…-Se retorció las manos con nerviosismo-Voy a tener un hijo.
            Kimberly no le preguntó quién era el padre de aquel niño.
            Daphne sólo había estado con un chico.
            Durante unos instantes, reinó un sombrío silencio en el aula. Aquel silencio era roto por los sollozos suaves de la asustada Daphne. Tyler aún no sabía nada.
            Los dos eran todavía unos niños. ¿Cómo iban a hacer frente a una paternidad no deseada? ¡Y, encima, su padre quería enviarla lejos de San Ezequiel! Kimberly sintió lástima por Daphne. Decidió que haría lo imposible por ayudarla. Se lo debía.
-Tyler aún no lo sabe, señorita Mackenzie-le contó Daphne.
-Pues, tienes que decírselo-le aconsejó Kimberly-Y, cuanto antes se lo digas, mejor para vosotros-Daphne le hurtó la vista-Conozco a Tyler desde hace algún tiempo y es un buen chico. Ha sufrido mucho por la muerte de su madre.
            Daphne recordó las circunstancias en las que había muerto Sarah.
            Todas las mañanas, mientras vomitaba en el orinal que estaba debajo de su cama, se preguntaba si algo así podría pasarle a ella.
-A veces, me pregunto si mi padre no estará en lo cierto-dijo la chica-Nadie más lo sabe. Necesitaba contárselo a alguien. Y he pensado en usted, señorita Mackenzie-Daphne llevaba varias noches sin conciliar el sueño. Se preguntaba qué podía hacer. Y le daba miedo no obtener respuesta alguna-He pensado mucho en la señora O’ Hara en estos días. Yo le tenía muchísimo cariño-Bajó la vista-Y he pensado también en mi madre. En mi verdadera madre…Debió de encontrarse en una situación parecida a la que estoy viviendo. Y tuvo miedo. Pero sé que no abandonaré a mi hijo pase lo que pase. No voy a hacer con mi bebé lo que hizo ella conmigo-Había determinación en los ojos de Daphne-Eso se lo juro, señorita Mackenzie.
            Kimberly sintió admiración por Daphne.
            La chica la estaba mirando directamente a los ojos. Estaba siendo sincera.
            Todo saldría bien, pensó Kimberly.
            Hablaría con Tyler. Si era necesario, les ayudaría a huir juntos. No eran la primera pareja que se fugaba.
            Empezarían de cero en otra parte. Tyler era un chico muy trabajador. Sacaría adelante a su pequeña familia.
-Después de lo que me acabas de contar, te respeto más que antes-le aseguró Kimberly a Daphne-No tienes nada de lo que avergonzarte.
            Daphne se secó las lágrimas.
            Kimberly le cogió las manos. Su alumna se sintió reconfortada. Se preguntó si existiría alguna solución para su problema. Quería confiar en que todo saldría bien. Pero tenía muchas dudas.
            Antes o después, su embarazo empezaría a notársele.
-Me da miedo decírselo a Tyler-le confió a Kimberly-No sé cómo va a reaccionar. Ni si…¿Y si no quiere responderme? ¿Y si me ha mentido?
-Es normal que tengas dudas-afirmó la maestra-Pero Tyler no es así. Él quiere casarse contigo. Daría la vida por ti. Lo sabes.
            Daphne estalló en sollozos. Kimberly la abrazó con cariño mientras intentaba consolarla. Finalmente, Daphne dijo que tenía que irse. Kimberly le dio un beso en la frente. Le apretó las manos, intentando transmitirle algo de valor. Daphne estaba muerta de miedo. La chica se puso de pie y salió del aula. Kimberly también se puso de pie. Y la vio alejarse con gesto de preocupación. Un escalofrío recorrió su columna vertebral. Algo terrible está a punto de pasar, pensó.