lunes, 19 de mayo de 2014

EL FRUTO PROHIBIDO (SÉPTIMA PARTE)

Hola a todos.
He podido escribir un nuevo trocito de mi relato El fruto prohibido. 
En esta ocasión, Lucía acude a La Rabia, el rancho de la familia Wallace, a visitar a Tracy.

AVISO: De momento, las hermanas Wallace seguirán llamándose Abby y Tracy, aunque podrían cruzárseme los cables y cambiarles el nombre. No lo sé.
Lo decidiré sobre la marcha.

Es un fragmento más bien corto. Lo siento. Pero creo que es interesante.

                      En la siguiente visita que hizo Lucía a La Rabia, encontró a Tracy de mejor humor.
                      La joven la invitó a merendar en el salón. Dieron cuenta cada una de una taza de chocolate caliente.
-¡Qué bien te veo, Tracy!-la alabó Lucía-Me alegro de que te encuentres mejor.
-Padre está pensando en buscarme un marido-le comentó la aludida-Dice que eso me ayudaría a estar mejor. ¡Está de acuerdo con Abby!
-Me alegro mucho.
                      Tracy estaba convencida de que su padre se había fijado en Freddie. Lo amaba tanto que el amor que sentía por aquel joven se notaba en su mirada. Lucía le deseó a Tracy toda la suerte del mundo.
                     La iba a necesitar.
                     A lo mejor, tanto Abby como el señor Wallace tienen razón, pensó Lucía. A lo mejor, lo que Tracy necesitaba para curarse era casarse y tener hijos. Pero Tracy sólo quería casarse por amor.
                      Lo mismo que quería Lucía.
-¿Te ha buscado ya tu padre un marido?-inquirió la joven.
-Yo le pienso decir que me quiero casar con Freddie-contestó Tracy, ilusionada-Padre tiene que hacerme caso. ¡Freddie es el amor de mi vida!
-¿Y crees que Freddie está enamorado de ti?
-¡Por supuesto que está enamorado de mí! Yo se lo noto en la mirada. Me ama tanto como yo le amo a él.
                     Lucía calló el rumor que había escuchado a Peggy cuando fue a encomendar un volante para uno de sus vestidos.
                   

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