Hola a todos.
Hace algún tiempo, subí a este blog un relato mío que titulé En un momento de desesperación.
Es cierto que el tema que aborda no es nada agradable.
Tamara, la protagonista del relato, se entrega a los brazos de un hombre sin estar casada. Ese hombre la deja y Tamara descubre que está embarazada.
Casarse con don Gustavo sería una buena opción. Pero el hombre siente un ataque de pánico. No reacciona como Tamara esperaba. Y la joven siente que sólo tiene una única salida para protegerse de la vergüenza. Obra más por pura desesperación que por egoísmo. El pánico la domina.
Yo quería reflejar esa situación. Tamara vive en el siglo XIX.
El miedo a verse rechazada por su familia y por la sociedad puede con ella. A veces, queremos ver a personajes fuertes porque son dignos de admirar. Pero hay personajes que son débiles y que no queremos ver. Nos recuerda a nuestra propia debilidad.
¿Mi opinión?
La historia está escrita.
No pienso cambiarla.
Pero, mirándolo con perspectiva, don Gustavo debió de haber abrazado a Tamara.
Debió de haberle dicho que todo iría bien.
Don Gustavo habría obrado como un hombre valiente al casarse con ella. Pero, además de gente débil, como Tamara, tenemos también en el mundo a gente egoísta. Y don Gustavo es egoísta.
No es fácil de digerir. Pero es cierto. El mundo, además de gente valiente y fuerte, también está lleno de gente cobarde y débil. ¿Nos gusta? Es obvio que no nos gusta. Queremos ver a personas fuertes y valientes para que podamos sentir que nosotros también somos fuertes y valientes. Que podemos enfrentarnos al mundo. Y que podemos ganar.
La debilidad y la cobardía las rechazamos de pleno. Nos recuerda que también nosotros podemos ser débiles y cobardes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario