domingo, 22 de junio de 2014

EL PROMETIDO

Hola a todos.
Aquí os dejo con la segunda parte de mi relato El prometido. 
Espero que os guste.
Vamos a ver cómo sigue la relación entre Joseph y Brighid.

                             Pasaron otras dos semanas.
                             El señor Dashwood se llevó una sorpresa cuando Joseph entró en su despacho. Le comentó su intención de casarse con Brighid y de llevársela con él. Sir Alistair se quedó sin habla. Pensó que Joseph le estaba gastando una broma.
-Le aseguro que estoy hablando completamente en serio-afirmó Joseph de manera rotunda.
                            Sir Alistair no había imaginado que Joseph podría estar interesado en Brighid. Creía que acabaría fijándose en Sarah.
                            A la noche siguiente, Sarah acudió a la habitación de Brighid para hablar con ella. Era una costumbre que tenía desde que eran pequeñas. Encontró a su hermana mayor ya acostada en la cama.
-¿Crees que sir Joseph está realmente enamorado de ti?-le preguntó Sarah-¿Piensas que se va a casar contigo?
                           Me besa con pasión, pensó Brighid con regocijo.
-Yo creo que está enamorado de mí-respondió la joven.
-Tiene que hablar antes con padre-le recordó Sarah.
-Me parece que ya ha hablado con padre.
-Entonces, padre ha debido de entregarle tu mano en matrimonio. Te casarás con él y acabarás marchándote de aquí. Lo triste es que podría no volver a verte nunca más.
-Hasta donde yo sé, la familia Dashwood vive en Achill. Sólo estaríamos separadas por unos cuantos kilómetros.
                         Pero él podría llevarte consigo a La India, pensó Sarah con angustia.
-Sir Joseph vive en Dooega-prosigiuó Brighid-No está lejos de aquí. Siempre que quieras, podrás venir a vernos a Dooega. Y nosotros también vendremos a verte con mucha frecuencia, Sarah.
                           La aludida tenía los ojos llenos de lágrimas.
                           Abrazó con cariño a Brighid. La había visto florecer en aquellos días.
                           Se había dado cuenta de que Brighid brillaba cuando se encontraba con Joseph. Había una intensa luz en sus ojos que era difícil de disimular.
                           Sarah poseía el cabello de color caoba brillante. Pero sus ojos eran del mismo color azul cielo que los ojos de Brighid.
                           La joven estaba preocupada. De pronto, Brighid se casaba.
                           Semanas después...
                           Brighid estaba haciendo las maletas en su habitación. Dobló una falda y la metió dentro de la maleta. Sarah entro en la habitación. Las dos hermanas se fundieron en un fuerte abrazo.
                           Al cabo de unos días, Brighid se convertía en lady Brighid Dashwood. La joven se subía al carruaje de su familia política y emprendía junto con su recién estrenado marido el viaje hasta Dooega. Lo más duro de su inicio como mujer casada fue el tener que despedirse de Sarah y de sus padres, a los que prometió escribir y visitar con frecuencia. El viaje que les esperaba a Brighid y a Joseph no era muy largo, pero sí con muchos nervios. Joseph se desvivía por Brighid.
                        El joven estaba completamente volcado en ella. En su mente, procuraba no compararla con Chandra. Brighid se había adueñado por completo de su corazón. Le agradecía a Dios el haberle enviado a aquella joven.
                     


-Todo irá bien-le aseguró Joseph durante el trayecto-Mis padres te van a adorar.
-Tengo miedo de que me odien-se sinceró Brighid-No me conocen de nada.
-A mí me basta con saber que estás conmigo. Y que te amo con todo mi ser.
                     La noche de bodas se había pospuesto.
                     No consumaron su matrimonio cuando se casaron. En un primer momento, Brighid lo agradeció.
                    Sin embargo, la primera noche de su viaje, decidió que había esperado suficiente.
                    Vestida tan sólo con su camisón de dormir de color rosa, acudió a la habitación donde pasaría la noche Joseph. Él quería respetarla y, por eso, habían pedido habitaciones separadas. Se llevó una grata sorpresa cuando su mujer entró decidida en su habitación.
-Soy tu esposa-dijo Brighid cerrando la puerta.
                   Con Chandra, Joseph se había mostrado tierno y protector. Con Brighid, se mostró apasionado y fogoso. La llevó hasta la cama. Él estaba completamente desnudo.
                    Besó muchas veces a Brighid en los labios. Ella le devolvió cada uno de los besos que él le dio. No sintió miedo alguno. Las caricias que le brindaron las manos y los labios de su marido en su piel la transportaron a un mundo que no conocía. Se entregó a él libremente y disfrutó sintiéndose suya. Y sintiendo que él era suyo.
                    Durante el trayecto hasta Dooega, Brighid trató de calmar sus nervios.
                   Joseph le describió la inmensa casa donde vivía la familia Dashwood desde hacía tres siglos. Ella viviría en aquel lugar. Sería la señora de la casa.
                   Joseph había sido educado para hacerse cargo de la casa de su familia. Para ocuparse de las tierras de su padre. Sin embargo, su sueño era viajar y, movido por aquel sueño, se instaló en Calcuta durante tres años.
                    Fue allí donde conoció a su primera esposa.
                    Chandra era una joven de carácter tímido y dócil. Nunca discutieron durante los dos años que estuvieron casados. Joseph había amado sinceramente a aquella joven de un modo dulce. No tenía nada que ver con la pasión que Brighid despertaba en él.
                     Tiempo atrás, la noticia de su boda con una joven hindú llegó hasta Dooega. Sus padres se enfadaron muchísimo con él cuando se enteraron. Su padre amenazó con repudiarle en público. Sin embargo, Chandra y Joseph se habían casado por la Iglesia. El padre del joven poco podía hacer. Tan sólo podía quejarse. Su madre encadenó sucesivos ataques de nervios. Para cuando acabaron de asimilar la situación, les llegó la triste noticia de que su nuera había muerto. Y que Joseph regresaba a Dooega.
                    Pero la tensión en su casa seguía siendo palpable y Joseph tenía miedo por su esposa. Sus padres no eran malos. Pero podían desquitarse con ella. Y eso sí que no lo iba a consentir.

2 comentarios:

  1. uy me está gustando esta novela te mando un beso y te me cuidas

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    Respuestas
    1. Hola Citu.
      El final está muy cerca.
      Espero que te guste cómo termina.
      Un fuerte abrazo y cuídate mucho.

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