lunes, 9 de junio de 2014

FRAGMENTO DE "HISTORIA DE DOS HERMANAS"

Hola a todos.
Hoy, me gustaría compartir con vosotros este fragmento de mi novela Historia de dos hermanas. 
En esta ocasión, seremos testigos de cómo Sarah recibe una carta que alterará su vida.

                        Sarah regresó de dar su acostumbrado paseo a caballo, después de desayunar.
                        Dejó el caballo en el establo. Se dirigió a su cuarto para lavarse y cambiarse de ropa.
-Señorita Sarah...-la llamó Cassandra.
                        Le tendió un sobre. Un joven muy guapo se lo había entregado. Por lo general, Cassandra era recelosa de los forasteros. Pero aquel joven supo camelarla bien y Cassandra no pudo resistirse. De haber sido otro, lo habría echado a escobazos.
-Ha llegado esta carta para usted-le informó.
-¿Quién me la escribe?-se interesó Sarah.
-Me la ha entregado un joven que ha venido preguntando por usted. Era muy atractivo.
                         El corazón de Sarah comenzó a latir de forma acelerada. No quería pensar en Sean.
-Voy a mi cuarto a cambiarme de ropa-le dijo a Cassandra.
                          Subió los escalones de dos en dos. Se encerró en su habitación. Sus manos temblaron al rasgar el sobre. Se dejó caer en la cama y extrajo un folio que venía doblado. Lo desdobló. Empezó a leer.

                          Mi querida Sarah:

                        Ha pasado ya algún tiempo desde la última vez que nos vimos, pero te aseguro que no he dejado de pensar en ti en todo momento. Vas a pensar que soy un atrevido por escribirte. Pero necesitaba verte. No sé cuándo podremos vernos. Todo depende de la contestación que des tú a esta misiva. 
                        Me he llevado una grata sorpresa al recordar que los dos somos de Achill. Tú vives en Slievmore. 
                        He visto tu hermosa cara cuando te veo dando un paseo con tu hermana y con esa amiga tuya. Me han dado ganas de abordarte. De querer hablar contigo. Pero no me atrevía a dar ese paso. He oído que no estás casada. Y también he oído que no tienes ningún pretendiente. Según dices, es porque no quieres que te corteje nadie. Y yo siento cómo la esperanza renace en mi interior. Siento que todavía hay una oportunidad para nosotros. 
                      El tiempo ha pasado y es por eso por lo que te pido que nos veamos y que nos demos cuenta si puede seguir habiendo amor entre nosotros. Entre tú y yo...Mi adorada Sarah...
                    No soy un hombre rico, a pesar de venir de buena familia, pero no le temo al trabajo duro si es por sacar adelante a mi familia. 
                    Recuerdo tu cabello de color caoba rojizo. Tu piel tan blanca como la leche...Y recuerdo cómo te besaba. 
                     Recuerdo muchas cosas de ti, mi querida Sarah. Recuerdo lo inteligente que eras y tu carácter rebelde que te hacía enfrentarte al mundo. 

                      Sarah dejó de leer. El corazón parecía estar a punto de salírsele del pecho.
                     ¡Sean quería ponerse en contacto con ella!
                     Terminó de leer la carta.
                      Debía de contestarle. Debía de dejar la carta colgada de uno de los árboles con su contestación. Sean iría a buscar aquella carta. La mente de Sarah estaba hecha un lío. Sólo sabía que Sean había vuelto a entrar en su vida.
                       Y ella deseaba con todo su corazón volver a verle.



                           Unos golpecitos en la puerta sacaron a Sarah de su ensoñación. La joven escondió la carta debajo de la almohada.
-¿Quién es?-preguntó.
-¿Te has cambiado ya de ropa, hija?-le preguntó Lilly, al otro lado de la puerta.
-No tengo el traje de amazona tan sucio, madre.
                     Lilly sonrió para sus adentros.
-Cámbiate de ropa lo antes posible-le pidió a su hija-Te esperamos abajo.
-Voy enseguida, madre-le dijo Sarah.
                      Lilly se alejó de la puerta de la habitación de su hija menor. Le costaba trabajo enfadarse con Sarah. Siempre había sido la alegría de la casa.
                     Sufrió mucho cuando Brighid y Sarah estuvieron en el internado. Casi se alegraba de tener a sus hijas en casa. Pero sufría al pensar que las dos, antes o después, terminarían casándose.

                     Sarah se sintió más aliviada cuando su madre se alejó. A veces, pensaba que era una verdadera pesada.
                    Su mente retornó al asunto que de verdad le preocupaba. ¡Sean quería verla! ¡Había ido a buscarla!
                     ¡Y estaba enamorado de ella! Sarah apretó la carta contra sí al tiempo que la estrujaba.
                     Dio vueltas sobre sí misma girando alrededor de la habitación. No cabía en sí de gozo.
                    ¡Sean la amaba! ¡Sean había ido a buscarla porque la amaba!

2 comentarios:

  1. Me gusta esta historia , siempre me ha encantado los personajes femeninos fuertes. Te mando un beso y te me cuidas

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    1. Hola Citu.
      "Historia de dos hermanas" marca el inicio. Es como una especie prólogo largo y novelado. Pero me está gustando escribirlo porque siento debilidad por la Regencia.
      Un fuerte abrazo y cuídate.

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