martes, 24 de junio de 2014

FRAGMENTO DE "UN AMOR PROHIBIDO"

Hola a todos.
Hoy, me gustaría compartir con vosotros este fragmento de mi novela Un amor prohibido. 
El hilo principal de esta novela son dos historias de amor, aunque una tiene más peso que la otra.
Cuenta cómo el matrimonio entre Sarah Farrell y Sean O' Hara se desmorona por culpa de él y de sus acciones. El amor que Sarah le profesaba a su marido muere por culpa de éste y se siente más sola que nunca en un pueblo perdido en la nada, lejos de su casa. Sus creencias religiosas y los tres hijos habidos en común durante su matrimonio la obligan a permanecer al lado de un marido al que no ama.
Dillon, el hijo mayor de la pareja, un joven serio, pero, al mismo tiempo, impulsivo, se enamora de lady Catherine Osborne, hija del arruinado duque de Weeler, que ha llegado a San Ezequiel, el pueblo donde transcurre la historia, huyendo de sus acreedores. Un amor que es correspondido. Esta relación se mantiene en el más absoluto secreto, ya que el padre de Catherine aspira a casarla con algún caballero adinerado. Paralelamente, Sarah halla el verdadero amor en Ojos de Halcón, un apuesto jefe comanche que se enamora sinceramente de ella.
En este fragmento, asistimos a una conversación entre Catherine y su prima Theola sobre Dillon.

                         Catherine trató de concentrarse en el pañuelo que estaba bordando. Se encontraba sentada en una silla del salón. Su prima Theola se estaba aburriendo de manera casi mortal. Trató de disimular un bostezo. Había empezado a llover.
                         Theola se sentía frustrada porque no podría salir a dar un paseo a caballo.
                         Catherine no podía centrarse en su bordado. Las iniciales de su nombre le estaban saliendo torcidas.
                           Notaba que le temblaba el pulso. Aquel domingo, había acudido a la Iglesia en compañía de sus padres y de Theola. La familia Osborne siempre ocupaba el primer banco de la Iglesia. En cambio, los O' Hara solían sentarse en uno de los últimos bancos. En un momento dado, la mirada de Catherine se había cruzado con la mirada de Dillon.
                           Catherine había notado cómo Dillon la miraba con intensidad durante el tiempo que duró la Misa. Se atrevió a ir a darle la paz y le dio un beso en la mejilla.
                           Pero su corazón no dejaba de latir a toda velocidad. Sus manos le temblaban de manera violenta. Y, por suerte, sus padres no se encontraban en el salón para darse cuenta de que le pasaba algo. En cambio, sí estaba Theola. Y su prima no era tonta.
                           Theola dejó de pasear de un lado a otro. Un trueno retumbó en todo el salón. Las dos chicas se santiguaron. Entonces, Theola se encaró con Catherine.
-¿Me vas a contar lo que te pasa de una vez o lo tendré que adivinar?-le espetó.
                            Las mejillas de Catherine se encendieron. La joven dejó de bordar. Llevaba puesto un dedal en su dedo índice. Sin embargo, la aguja no dejaba de movérsele de un sitio a otro.
                            Se había pinchado en los otros dedos.
-Dillon O' Hara estaba esta mañana en la Iglesia-contestó Catherine-Y no dejaba de mirarme. Yo sentía cómo sus ojos estaban clavados en mí.
-Lo habrás imaginado-sugirió Theola.
                          Pero Catherine sabía que lo que había ocurrido en la Iglesia no había sido fruto de su imaginación.
-No te voy a mentir, prima-admitió la chica-Me gusta mucho Dillon.
                          Theola sintió cómo un latigazo cruzaba su pecho. Trató de disimular.
                          Le dijo a Catherine que su padre se opondría a aquella relación. Además, Dillon y ella eran muy diferentes. De iniciar una relación, ésta acabaría antes de empezar.
-En el fondo, no somos tan distintos-replicó Catherine.
-Él fue a la escuela de este pueblo-le recordó Theola-Y a ti te educó una institutriz.
-Ahora, voy a la escuela del pueblo. Vamos a la escuela del pueblo. Ya no soy una dama.
-Pero tío Edward podría regresar algún día a Inglaterra. Y querrá presentarte en sociedad, como es su deber.
                           Catherine guardó silencio. Pensó que su padre no querría regresar nunca a Inglaterra. Lo último que lord Edward quería era terminar en Newgate de nuevo. Pero la culpa de su ruina no la tenía él. La tenía su contable.
-¿Y si nos quedáramos aquí para siempre?-le preguntó a Theola.
-No creo que seas feliz en un pueblo como San Ezequiel-respondió su prima-Es muy distinto a lo que has conocido. Y...
-¡Pero me gusta vivir aquí, prima! Soy muy feliz viviendo en San Ezequiel. La gente es de otra manera. Es más honesta.
                          Theola se apartó un mechón de cabello castaño que se le vino a la mente. No podía demostrarle a su prima lo que realmente sentía. Estaba celosa. Sentía celos de Catherine.
                          La chica creía que Theola la entendía. Después de todo, desde que llegó a su casa, Theola había sido como una hermana menor para ella. No existían secretos entre ambas.
                          Por eso, se sentía capaz de sincerarse con ella. Theola nunca se iría de la lengua con sus padres.
                          Catherine sentía algo muy fuerte por Dillon. Era un sentimiento muy poderoso. Y aquel sentimiento la asustaba. No sabía qué era.
-Tendría que hablar con Dillon-opinó la muchacha-Averiguar lo que siente por mí.
-¿Y si no te corresponde?-le preguntó Theola-A lo mejor, no eres la clase de mujer que busca Dillon. Puede que busque otra chica. No sé. Alguien que sea más parecida a él. Que le gusten los caballos.
-Es cierto que no me gusta montar a caballo. ¡Pero tú eres una experta amazona!
                          Theola apartó la vista de Catherine.
                          No podía mentirle a su prima. No podía seguir negándose así misma la clase de sentimientos que Dillon O' Hara despertaba en ella. Pero, por encima de todo, estaba Catherine. Su lealtad hacia su prima...Esbozó una sonrisa.
                          Después de todo, Catherine siempre la estaba cuidando. Siempre la estaba protegiendo.
-Te aconsejo que hables con él-le sugirió finalmente-Saldrás de dudas.

                  

-Tienes razón-sonrió Catherine-¡Oh, Theola! Eres tan buena conmigo. ¡No sé lo que haría sin ti!
-Me estás ayudando mucho. Sigo siendo igual de bruta que cuando llegué.
-¡No digas eso! Eres toda una señorita. Me temo que el romanticismo no está hecho para las señoritas de buena cuna.
-Lo sé, Cathy. El problema es que nosotras dos somos lo que somos. Un par de románticas incurables...
                     Los ojos de Theola se llenaron de lágrimas. Luchó por no echarse a llorar. No se acostumbraba a vivir con sus tíos. El chico del que se había enamorado no sólo no le correspondía. Es que, además, se había enamorado de su prima. De Catherine...
                      Era demasiado humillante para Theola. Vivir en aquella casa era demasiado humillante.
                      Mi padre no debería de haber muerto, pensó la chica con rabia.
-¡Oh, Theo!-exclamó Catherine-¡Estás llorando! ¿Qué te pasa? ¿He dicho algo que te haya molestado?
-No es nada-mintió Theola-De verdad...Me alegro mucho por ti. Y él podría sentir algo por ti. Me refiero a Dillon.
-¿Tú crees?
-Sí...Creo que sí.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Tienes razón, Citu.
      Tanto Catherine como Theola lo van a pasar muy mal. La primera porque está enamorada y es correspondida, pero su amado no es bien visto por sus padres. Y la segunda porque está enamorada y no es correspondida. Es muy triste.
      Un fuerte abrazo.

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