domingo, 27 de julio de 2014

FRAGMENTO DE "HISTORIA DE DOS HERMANAS"

Hola a todos.
Hoy, seguimos con otro fragmento de Historia de dos hermanas. 
Joseph Dashwood tiene dos hermanos mayores y una hermana menor. Los dos hermanos se llaman Colm y Niall y la hermana se llama Mairéad.
En la novela, cuento lo que les ocurre.
Este fragmento que toca, relato cómo Niall conoce a Rosalind y se ve obligado a casarse con ella.

                              La vida de lady Lambert se asemejaba a una de las novelas de aventuras y de amores que solía leer su hija Rosalind.
                              Había nacido como Marianne Chavanel en un chateux situado en las afueras de Marsella. Fue la primera de tres hermanos. Le siguieron un hermano, Jean, y una hermana, Alexandra.
                             Su padre era un miembro de la aristocracia francesa que se movía en la Corte. Su madre era una aristócrata inglesa. El estallido de la Revolución Francesa sorprendió a la familia en el chateux. Los padres de Marianne fueron apresados por una turba que se dirigió al chateux. Los llevaron a París donde fueron guillotinados. Una criada se ocupó de Alexandra. El mayordomo se ocupó de Jean. Y de Marianne se ocupó una criada. Lo último que Marianne supo de sus hermanos fue que habían logrado llegar a Inglaterra. A ella también la llevaron a Inglaterra.
                             Esperaban encontrar a la familia de su madre. La familia de su padre había sido toda guillotinada. El viaje supuso un verdadero martirio para Marianne. Pero Inglaterra supuso un martirio peor. Acabó en un orfanato. Y lejos de sus hermanos...
                             Por suerte, recibió una esmerada educación. Ello le sirvió para que la directora del orfanato le buscara un trabajo como institutriz en casa de una aristocrática familia de Bath. El cabeza de familia era el principal benefactor del orfanato. Era padre de dos niños de corta edad. La directora pensaba enviarla a una institutriz para callarle la boca. El hombre se quejaba de que habían muerto numerosos niños en el orfanato. La dureza de los castigos...La falta de higiene...El hambre...Marianne sobrevivió de milagro.
                             Sin embargo, las cosas fueron a peor. Los niños, una niña y un niño, no prestaban atención en clase. La niña pareció odiarla nada más verla. Y el niño era un niño mimado y repelente. Creía que todo el mundo debía de reírle las gracias. Marianne trató de ser amable con ellos. Trató de ser dura. Trató de ser de mil maneras. No consiguió nada. Para entonces, se había convertido en una hermosa joven de diecisiete años.
                            El señor de la casa, el padre de los niños, se fijó en ella.
                            Se dedicó a acosarla. Marianne no quería verse involucrada en un escándalo. De modo que lo rechazó en numerosas ocasiones.
                              Pero él insistió tanto en llevársela a la cama que, una noche, Marianne decidió abandonar la mansión en la que había estado trabajando. Durante los días siguientes, Marianne no supo qué hacer. Vivía en la calle. Robaba comida para sobrevivir. Y, una noche, fue asaltada por tres hombres que iban completamente borrachos que la violaron en grupo.
                             Un matrimonio de mediana edad la encontraron al día siguiente más muerta que viva. La cuidaron. La llevaron a su casa. Curaron sus heridas. Se llamaban Harry y Adele. Él había sido un actor en una compañía de teatro de segunda fila. Ella había sido la hija de una madame. No tenía un padre conocido. Harry y Adele siempre desearon tener un hijo. Pero los niños nunca llegaron.
                          Marianne se convirtió para ellos en la hija que nunca tuvieron. Al cabo de un mes, cuando la joven intentaba superar el horror vivido, descubrió que sus violadores le habían dejado con el recuerdo perdurable de lo ocurrido. Estaba esperando un hijo. Harry y Adele se volcaron en ella. La convencieron de que no abortara.
                       Se fueron a vivir a Coventry. Rosalind, la hija de Marianne, nació allí. Con la ayuda de Harry y de Adele, Marianne empezó a superar el horror de haber sido violada. Se volcó en el cuidado de su hija Rosalind. Con el paso del tiempo, su hija se convirtió en la mayor razón de su vida. Veía a Rosalind crecer sana y fuerte. Era una niña despierta e inteligente. Harry y Adele creían que era su nieta. Y la adoraban como tal.
                      Cuando Rosalind tenía ocho años, Marianne conoció al marqués de Lambert, un conocido libertino que se encontraba en Coventry. Estaba persiguiendo a una conocida cortesana a la que pensaba llevarse a la cama. Una tarde, el marqués acudió a visitar las ruinas de la vieja catedral. Harry, Adele, Marianne y Rosalind estaban allí. Querían enseñarle a la niña lo que había sido una vez la catedral de la ciudad.
                        El marqués quedó prendado de la bella Marianne nada más verla. Se olvidó por completo de la cortesana.
                         Y decidió convertirla en su amante. En un primer momento, Marianne se negó.
                         El marqués no se dio por rendido. Le pidió, finalmente, a Marianne que se casara con él. Ésta aceptó. El marqués, a cambio, adoptaría a Rosalind. La reconocería como hija suya. Le daría su apellido. Y, al crecer, le proporcionaría una dote para que pudiera casarse. El marqués sabía que Marianne era una mujer decente. Sólo había tenido mala suerte en la vida.
                          Decidió ayudarla a encontrar a su familia. Y lo consiguió. Finalmente, Marianne encontró a sus hermanos. Y encontró a una tía suya, hermana de su madre, que era viuda. Conoció a sus primos. Supo que todos la habían estado buscando durante aquel tiempo.
                        Sin embargo...El problema era Rosalind.
                        Marianne nunca pudo darle un hijo varón al marqués. El matrimonio se resintió.
                        Pasado algún tiempo, Marianne y Rosalind se fueron a vivir a Lisburn. Su abuela materna había vivido allí hasta su muerte. En su testamento, redactado antes de la aparición de Marianne, le legaba la casa a su nieta mayor. Estaba convencida de que Marianne estaba viva. Pero no pudo verla de nuevo.
                        La vida en Lisburn transcurría de manera tranquila. Marianne sabía que su familia no aceptaba a Rosalind. Sus orígenes le impedían tener una puesta de largo. Al llegar a la adolescencia, la joven supo la terrible manera en la que fue concebida. Fue un duro mazazo para ella. Harry y Adele se fueron a vivir también con Marianne y con Rosalind. Pero el matrimonio estaba algo mayor.
                        Un infarto acabó con la vida de Harry. Una neumonía fulminante se llevó a Adele. Marianne les lloró como a unos padres.
                         Cuando se quiso dar cuenta, Rosalind había crecido. Ya no era una niña. Tenía dieciocho años. Era una joven alta y esbelta. Su cabello era de color oscuro y largo. Y sus ojos eran hermosos y de color claro.
                         Fue en aquella época cuando Niall Dashwood apareció en su vida. Rosalind había estado muy sobreprotegida por su madre. Pero la familia de Marianne nunca asimiló la existencia de la joven. Sus tíos no llegaron a quererla como se debe de querer a una sobrina. Y el marqués apenas podía soportar su presencia en casa.
                          Niall estaba bañándose en el río Lagan completamente desnudo. Estaba viajando por toda Irlanda. No se sentía capaz de regresar a su casa después de la muerte de su hermano mayor, de Colm. Se había divertido demasiado durante el tiempo que estuvo viajando por Europa.
                          Rosalind le vio bañándose desnudo cuando salió a pasear ella sola por la orilla del río Lagan. Niall se percató de que la joven, lejos de mirarle con miedo, le miró con descaro. Ello le gustó.
                          Empezaron a verse a escondidas a orillas del río Lagan. Durante días, no pasó nada entre ellos. Se limitaban a hablar. Pero, una tarde, todo cambió.
                          Se encontraron a orillas del río, como siempre. Pero, aquella vez, Niall estaba completamente desnudo.
-Acabas de encontrarme secándome al Sol-le explicó a Rosalind-Me he estado bañando.
                           Niall no hizo ademán alguno de cubrirse con algo de ropa. Y Rosalind le miró con más descaro todavía si cabe. Su comportamiento encendió el deseo de Niall.
                           El joven despojó a Rosalind del vestido que llevaba puesto. Ella no se resistió. Niall llenó de besos el rostro de Rosalind. La besó muchas veces en el cuello. No podía dejar de besarla en los labios. Le murmuraba frases incoherentes en el oído. Llenó de besos cada centímetro de su piel. Y desfogó en ella todo el deseo que llevaba acumulado desde que llegó a Lisburn, semanas antes.
                           Pero, cuando terminó de desfogar su pasión con Rosalind, ocurrió algo inesperado. Marianne, alarmada por la tardanza de su hija, fue a buscarla. Y la encontró debajo del cuerpo de un completo desconocido. En un primer momento, Marianne tuvo la sensación de que aquel malnacido pretendía abusar de su hija. Pero, luego, se percató de que Rosalind se había entregado a él voluntariamente.
-¿Qué está pasando aquí?-bramó Marianne furiosa-¿Qué está haciendo usted con mi hija?
-Señora, le aseguro que no estaba haciendo nada malo-contestó Niall, apartándose de Rosalind-Estábamos divirtiéndonos. Nada más...
-Vístase.
-Señora...
-Voy a escribirle una carta a mi marido contándole lo ocurrido. Y usted se casará con mi hija. ¿He sido clara? Se casará con Rosalind, si no quiere que le mate.
-¡Madre, por Dios!-se escandalizó la aludida-No haga eso.
-Tú y yo hablaremos en casa.



                        Ya en casa, lady Marianne no pudo hablar con su hija. Sufrió un violento ataque de nervios.
                        Estuvo desmayada toda la tarde, a pesar de que su doncella no paraba de pasarle el frasco de sales aromáticas por debajo de la nariz.
                       Cuando volvió en sí, lady Marianne pasó todo el fin de semana llorando sin parar.
                       Hubo que guardar reposo durante una semana.
                       A pesar de que no se sentía con fuerzas, lady Marianne hizo llamar a su hija. Rosalind entró en la habitación de su madre sabiendo lo que ésta le iba a decir.
-¿Es que te has vuelto loca?-le espetó la marquesa de Lambert.
                      La mujer estaba espantada por lo que había hecho Rosalind. ¿Cómo se le ocurría entregarle su virginidad a un completo desconocido? Rosalind le dijo a su madre que hacía semanas que conocía a Niall Dashwood y que había coqueteado con él desde entonces.
                       Eso no le importó nada a lady Marianne. Le dijo a su hija que debía de casarse con él.
                       Rosalind se negó. No quería casarse con Niall sólo porque había perdido su virginidad con él. Prefería ingresar en un convento antes que casarse con un hombre al que no amaba y que, a su vez, tampoco la amaba.
-¡Haberlo pensado antes de haberte revolcado con él!-gritó lady Marianne fuera de sí.
                     Tras gritar esto último, la marquesa se desmayó.
-Por favor, señorita-intervino la doncella de lady Marianne-Hágale caso a su madre.
-¡Voy a ser una desgraciada el resto de mi vida!-protestó Rosalind.
-Es mejor ser una desgraciada que ser una perdida. Milady, su madre lo ha pasado muy mal en la vida. No quiere que a usted le pase lo mismo.
                     Rosalind sintió cómo la pena se apoderaba de ella al contemplar la figura desmayada de su madre. Supo que no tenía escapatoria.

2 comentarios:

  1. uy , lo dejaste muy interesante. Te mando un beso y te me cuidas

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    Respuestas
    1. Hola Citu.
      Esta historia corresponde a uno de los dos hermanos mayores de Joseph.
      Estoy todavía trabajando en "Historia de dos hermanas".
      Te confieso que soy una apasionada de la época de principios del siglo XIX.
      Un fuerte abrazo, Citu.
      Y espero que te estés divirtiendo en tus vacaciones.

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