Hola a todos.
Hoy, me gustaría compartir con vosotros este fragmento de mi novela Historia de dos hermanas.
Corresponde al momento en el que Sean y Sarah se reencuentran tras algún tiempo sin verse.
¡Vamos a ver lo que pasa!
-¡Sally!-exclamó Sean-¡Qué sorpresa más agradable! Pensé que no querrías saber de mí.
-Estoy aquí-dijo Sarah.
-Me costó mucho trabajo decidirme a verte. No sabía si querrías saber de mí.
-¡Tenías que haber venido a buscarme antes! Mis padres han intentado casarme con sir Joseph Dashwood. Y vamos a volver a Dublín en unos días para mi segunda temporada. ¿Dónde te habías metido? ¿Dónde estabas, Sean?
-Lo siento mucho.
Sean cogió la mano de Sarah y se la besó.
La joven notó cómo su corazón empezó a latir a gran velocidad. Estaba enamorada de Sean desde que le vio por primera vez trabajando en el jardín del internado donde Brighid y ella se educaron.
Sus sueños de la adolescencia se mantenían intactos. Como intacto se mantenía todavía su amor por Sean O' Hara.
-Yo también pienso viajar a Dublín-le contó el joven.
Se encontraron a los pies de la montaña hacia las seis de la tarde. A lo lejos, un pastor bajaba por una ladera de la montaña acompañado por su ganado. Sarah sentía el enorme deseo de echarse a llorar. Sean era la encarnación de todas las fantasías que la habían estado acompañando desde que era una adolescente. Había rechazado a todos sus pretendientes por él. Había rechazado a sir Joseph Farrell por él. Sean era el amor de su vida. Era el hombre que llevaba toda la vida esperando. Y, por fin, se había decidido a dar un paso adelante. Todavía no le había declarado su amor.
-Tendremos más ocasiones de vernos allí-añadió Sean-Nadie nos molestará.
-Yo no quiero verte allí-replicó Sarah-Yo estoy enamorada de ti. ¡Te amo desde hace mucho tiempo!
Fue un grito que le salió desde lo más hondo de su corazón.
-Sally...-murmuró Sean.
Se le formó un nudo en su garganta. Raven y él habían hablado. Su amor no tenía futuro. Era cierto que Kell se encontraba en la cárcel preso. Pero Raven seguía estando casada con él. Y la gente empezaba a murmurar sobre ellos.
Ni Kell ni Sean habían tenido nunca miedo del escándalo. Pero Raven no quería ser motivo de cuchicheos.
-Yo también te quiero-alcanzó a decir Sean-Y he estado pensando muchas veces en ti en estos años. Pero no me atrevía a escribirte. Creía que te habrías casado.
-No me he casado porque he estado esperándote-le confesó Sarah.
Sean sintió cómo un sudor frío empapaba su cara. Durante una fracción de segundo, tuvo la sensación de estar viendo a Becky.
La joven profesora también le había amado de manera incondicional. Cuando Sean puso fin a su relación, Becky enloqueció. Y decidió quitarse la vida.
-Ya estoy aquí-dijo Sean, forzando una sonrisa.
Le dio un beso en la mejilla a Sarah.
-No pienso irme nunca más-añadió-Te lo prometo. Estaremos siempre juntos.
No sabía qué más decir. Sarah era una joven de diecinueve años. Con un poco de suerte, encontraba un buen partido en Dublín.
Se enamoraba de él. Se casaba con él. Y dejaría de pensar en Sean. Dejaría de creer que estaba enamorada de él. Sarah, en realidad, estaba enamorada del amor. De lo que ella creía que debía de ser el amor. Podía coquetear con ella un poco. Y no pasaría absolutamente nada.
Aquella situación no podía escapársele otra vez de las manos.
-¿Has pensado mucho en mí?-le preguntó Sarah.
-He pensado en ti todos los días-respondió Sean.
-He creído verte en muchas ocasiones. Pero pienso que era sólo el fruto de mi imaginación. ¡Te he echado tanto de menos!
-Lo sé, Sally.
-Pero no volverás a dejarme. Bueno...La otra vez, no me dejaste. Terminé los estudios y abandoné el internado. Lo que quiero decir es que esta vez estaremos los dos juntos para siempre.
Se sentaron en el suelo.
El rostro de Sarah era la viva imagen de la felicidad. Sonreía.
A Sean le dolía mirarla a la cara. No quería hacerle falsas promesas que no pensaba cumplir. No quería hablarle de un amor que estaba lejos de sentir por ella. Pero tampoco quería hacerle daño. Antes o después, Sarah acabaría olvidándose de él.
-Así será, Sally-dijo Sean con una voz muy lejana.
-Si mi padre no quiere que estemos juntos, no importa-afirmó Sarah-Nos escaparemos. ¡Oh, sería tan romántico fugarnos juntos! Iríamos a cualquier parte. ¡El mundo sería nuestro!
La idea de abandonar Irlanda había pasado en varias ocasiones por la cabeza de Sean. Había fantaseado con la idea de viajar a América.
De establecerse en uno de sus países. En América, Sean se haría muy rico. Se alejaría finalmente de Raven. Y trataría de olvidar a Kell. Lejos de Irlanda...Lejos de Slievemore...Sean podría empezar de nuevo.
Sin embargo, los planes de Sarah no eran los mismos que los planes de Sean. Ella estaba decidida a quedarse a su lado para siempre. Le acompañaría en todo momento. Si era necesario, estaba dispuesta a fugarse con él. No quería volver a perderle.
Para sorpresa de Sean, Sarah le rodeó el cuello con los brazos. Lo atrajo hacia sí. Y le estampó un beso fuerte y sonoro en la boca.
Se apartó de él sonriendo.
-¿Por qué has hecho eso?-le preguntó Sean, aturdido.
-Porque quería hacerlo-respondió Sarah.
-Por favor...Nos puede ver alguien. No quiero arruinar tu reputación.
Sarah se echó a reír con ganas.
-¿Volveré a verte?-le preguntó.
-Me pondré en contacto contigo-respondió Sean.
-No has respondido a mi pregunta.
-Volveré a verte.
-Era todo lo que quería oír.
-Nunca dejaremos de vernos.
Sarah se alejó de él. Debía de regresar a su casa.
Sean la oyó silbar. Estaba silbando una cancioncilla. Sarah sentía el deseo de ponerse bailar.
Y se puso a bailar. Bailó un horn pipe. Uno de los bailes más animados de Irlanda...
Sean sintió cómo algo se desgarraba en su interior. Quería pensar que podía llegar a enamorarse de Sarah.
Sin embargo, Sarah no era Raven. A quién Sean realmente amaba era a Raven. Y Raven no podía ser para él.
Uy genial capitulo veamos que pasara. Te mando un beso
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