Hola a todos.
Hoy, os dejo con una idea que se me ha ocurrido.
Hacer que nuestra querida Olivia O' Hara vaya a un internado. Podría ser interesante verla interactuar con otras chicas de su edad. Distinta a ella, pero hijas de su tiempo.
De momento, es sólo una idea.
No sé cuándo subiré más trozos. Ni sé qué nombre recibirá.
Pero, aún así, espro que os guste.
Hoy, os dejo con una idea que se me ha ocurrido.
Hacer que nuestra querida Olivia O' Hara vaya a un internado. Podría ser interesante verla interactuar con otras chicas de su edad. Distinta a ella, pero hijas de su tiempo.
De momento, es sólo una idea.
No sé cuándo subiré más trozos. Ni sé qué nombre recibirá.
Pero, aún así, espro que os guste.
Habían transcurrido unos cuantos años.
Casi sin darse cuenta, Olivia había crecido. Había dejado atrás su desgarbada figura de niña. Iba camino de convertirse en toda una mujer.
En el pasado, Olivia se había jurado así misma que no volvería a llorar nunca más. Ya había llorado hasta quedarse seca por dentro cuando murió su madre. Eso no volvería a pasar nunca más. Se lo había jurado así misma.
Como también se había jurado así misma que nunca se enamoraría. Hizo aquel juramento un día que fue a visitar la tumba de su madre.
-Madre, has sufrido mucho-le dijo-Padre nunca te quiso bien. ¡Pero a mí no me pasará eso! Porque yo nunca me enamoraré. Nunca sufriré por culpa de un hombre.
Tenían dos hijos mayores más, todos ellos varones. Pero, al
cumplir cierta edad, decidieron marcharse del pueblo. San Ezequiel era un lugar
demasiado pequeño para ellos. Casi no vivía allí gente. Era como vivir en un
desierto. No lo soportaban.
Olivia
apenas sabía algo de sus hermanos desde entonces.Los vecinos, los pocos que había en San Ezequiel, opinaban que, a lo mejor, Olivia había nacido para cuidar a su padre en su vejez. Sus hermanos mayores se habían ido para no volver. Tan sólo quedaba ella en casa. Le tocaba a Olivia cuidarle. Ya no eran ningún jovencito. El padre de Olivia era bastante más mayor que su madre, unos diez o quince años. Empezaba a mostrarse más débil. Más achacoso…Había vivido mucho. Había vivido con demasiada intensidad. Y eso no era bueno. Solía decirlo siempre.
Olivia tenía una ligera idea acerca de lo que era el matrimonio. Había sido testigo del matrimonio de sus padres. Y, a decir verdad, este matrimonio era un completo desastre.
Por ese motivo, no quería saber nada de los hombres. No quería enamorarse. No quería casarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario