FRAGMENTO DE "ME OLVIDÉ DE OLVIDARTE"

Hola a todos.
Hoy, vamos a ver otro fragmento de mi novela Me olvidé de olvidarte. 
En esta ocasión, seremos testigos de cómo Dillon y Cordelia se conocen durante una fiesta que se celebra en Almacks.

                            Dillon se fijó en una joven que permanecía sentada en una silla en un rincón. Por su postura, dedujo que se trataba de una joven alta. Ni siquiera el recatado vestido que llevaba puesto podía disimular sus bien proporcionadas formas. Poca gente se acercaba para hablar con ella y, en aquellas contadas ocasiones, Dillon pudo escuchar su voz. Una voz bien modulada...De timbre suave...
                          No se parecía en nada a Catherine. Dillon no sabía qué hacer.
                          Acababa de enviudar.
                          Y la soledad le estaba matando. El recuerdo de Catherine le atormentaba a cada instante. Pero era aún peor. Porque recordaba a Samantha también.
                          Se decidió a acercarse a aquella mujer. A lo mejor, podía entablar conversación con ella. En aquellos momentos, no pedía nada más.
                            La joven llevaba el cabello recogido en un moño elegante, pero sobrio. De pronto, se percató de que no estaba sola. A su lado, se encontraba uno de los hombres más apuestos que jamás había visto. Intentó disimular su sorpresa cuando aquel hombre se colocó a su lado mientras, en la pista de baile, las parejas iniciaban un baile en cuadrilla.
-Buenas noches...-saludó Dillon.
-Buenas noches...-lo saludó la joven, a su vez.
-Es muy extraño. ¿Por qué no baila? ¿No es demasiado joven como para quedarse sentada en una silla sin bailar?
-No me quiere sacar nadie a bailar.
-Los caballeros son unos ciegos si no se han fijado en usted, señorita.
                             Aquella joven tenía un rostro de expresión dulce y de facciones suaves. Sus ojos eran de un color azul oscuro intenso y grandes. De mirada serena...Profunda...
                               Tenía las manos cruzadas de manera recatada a la altura del regazo.
-No soy la clase de mujer que anima a que los caballeros de buena reputación se acerquen a ella-se lamentó la joven-Yo sé bien que nunca me casaré. Esta temporada en sociedad ha sido un capricho de mi madre.
                            Había algo en aquella joven que llamó la atención de Dillon. Por un lado, parecía ser una solitaria. Sin embargo, no era solitaria.
                            Se sintió halagada cuando Dillon se acercó a ella. Era bastante tímida. Pero su timidez se debía a que poca gente se acercaba para hablar con ella. Deseaba hablar con alguien. Y también deseaba salir a bailar a la pista de baile. Dillon no sabía bailar ninguna de aquellas danzas tan aristocráticas. Y se sentía fuera de lugar en aquel local. Como aquella joven...
-Pues yo me alegro de haberla conocido-afirmó Dillon-Gracias a usted, esta velada está siendo menos soporífera de lo que pensaba.
                         La joven se echó a reír. Dillon pensó que tenía una risa muy bonita.
                         La joven se calló de pronto. No podía reírse en voz demasiado alta porque aquel apuesto joven podía pensar que era una golfilla de la calle. Nunca había sido una golfilla de la calle. Sin embargo, en sus primeros siete años de vida, había sufrido muchas penalidades. De no ser porque su madre se casó con el duque de Cleveland, seguiría viviendo en la miseria.
-¿Cómo se llama?-le preguntó Dillon.
-Me llamo Cordelia-respondió la joven-Cordelia Lucinda...A veces, me llaman Eire.
-Cordelia...Es un nombre muy bonito. Me gusta mucho. Yo me llamo Dillon.
-Encantada de conocerle, señor Dillon.
-Dillon es mi nombre de pila. Mi nombre completo es Dillon O' Hara.
-Tiene un acento un poco extraño.
                            Dillon esbozó una sonrisa cordial. Aquella joven era agradable al trato. Parecía ser sincera en su manera de hablar. Aunque también parecía estar un poco asustada. No conocía de nada a aquel joven desconocido. Y con acento extraño...

 

-¿Le disgusta mi acento?-le preguntó en broma.
-Tiene un acento curioso-respondió la joven.
-¿Y eso es bueno o eso es malo?
-Es algo nuevo para mí. No estoy acostumbrada a tratar con gente que no sea de mi familia. Pero...Siento que con usted es distinto, señor.